La Crónica del Jueves Santo

Y como quién no quiere la cosa, el Jueves Santo llegó. Uno de los días más grandes de nuestra Semana Santa -para muchos, sin ir más lejos, el que más- había llegado por fin.

El Jueves Santo es ese día en el que el corazón te da un vuelco entre la alegría de ser Jueves y entre la nostalgia de saber que, sin darnos cuenta, ya se acaba la Semana.

Dicen que hay tres Jueves en el año que brillan más que el Sol… Uno de ellos, el Santo. Y precisamente, éste, brilló en Málaga con fuerza más que ningún otro.
Sin lugar a dudas este brillo comenzó entre el Perchel y la Trinidad, comenzó en la Cofradía de Zamarrillaa. Eran las 19:35h cuando su cortejo comenzaba a desfilar. El Cristo de los Milagros salía impecable hacia calle Mármoles arropado por un buen número de devotos y fieles que seguían sus pasos detrás.
Más tarde, lo hacía María Santísima de la Amargura. Es cuando entonces hablamos del brillo especial de este Jueves Santo; la Dolorosa presentaba importantes novedades en su conjunto procesional que hacían que la Virgen luciera todo lo que debe. Una nueva disposición de la candelería, con la calle central más abierta y la posición adelantada de la imagen en el trono hasta llegar al centro de su Gloria, así como un maravilloso exorno floral en tonos claros y de exquisito gusto, ponían el broche de oro para la Virgen del puñal y la rosa.
Amargura resplandecía con brillo propio; su vistosidad en el trono aumentó considerablemente y su exorno floral -que además no era nada aburrido- le aportaba luminosidad al conjunto, algo que una imagen como la de Zamarrilla merecía.
Realmente parece que la nueva junta va dando sus frutos.
A la salida, desde los balcones llovían flores y claveles que eran lanzados hasta alcanzar el palio o el manto de la Dolorosa. A la vuelta, los tronos -aunque con la eliminación del «paralelo»- ejecutaron un excelente paso, bien llevados, mejor que en otros años. La Amargura salió de su casa entre vítores y llegó a casa entre cánticos; en primer lugar mecida a rito de ‘Mi Amargura’ y para continuar, Encarnación Coronada y su Himno, «Rosa de Jueves Santo».

Otra Cofradía culpable de hacer que el Jueves Santo brillase, fue la Esperanza. Qué es el Jueves Santo sin el olor a romero…
Los arbotantes del inmenso trono de María Santísima de la Esperanza lucían recién restaurados y dorados esta Semana Santa, además de iluminados por cera natural en lugar de parafina, cuestión con la que el trono ganaba luminosidad.
La Esperanza brilló en una noche en la que pudimos verla andar por las calles entre marchas más clásicas, malagueñas y propias, muy acorde a Ella y a lo que supone parte del encanto de nuestra Semana Santa.
A la par, pudimos ver al Nazareno del Paso de nuevo con túnica lisa y disfrutar de Él a los sones de interpretaciones como «Hosanna in Excelsis».
La Cofradía también va asentando el nuevo recorrido de vuelta que el año pasado realizaran por primera vez en su tránsito por plaza Camas.

Por otro lado, las Cofradías que abrieron la tarde y se encargaron de ponerle un punto de solemnidad a la tarde del Jueves, fueron Santa Cruz y Viñeros, que avanzaron serenas.

Calles como Madre de Dios o San Agustín se convertían en enclaves perfectos para ver pasar a la niña de San Felipe, la dolorosa en su Amparo y Misericordia, que de nuevo recorrió las calles con su ya peculiar atuendo de capucha que la caracteriza, sobre un hermoso monte de flores llamativas y de excelente gusto.

Viñeros por su lado, la Cofradía con solera por excelencia, cumplía con su Estación de Penitencia en la Catedral y nos regaló momentos sobrecogedores como la salida del Señor desde este Templo a sones de la marcha de corte fúnebre «Santa Faz».
Anoche pudimos disfrutar del Señor de Carretería con su túnica lisa. La Virgen del Traspaso y Soledad, por su parte, abandonaba la estética con la que nos fue presentada el año pasado -y tan comentada- lo que algunos consideramos un gran acierto. Se nos presentaba con un atuendo clásico al que el pueblo está más acostumbrado y coronada con ráfaga, a diferencia del halo del año pasado. Quizás la Virgen de Viñeros tenga que seguir buscando su seña de identidad que la haga diferenciarse del resto ya como así lo hace con su tan característico y peculiar conjunto procesional.

Otras Cofradías sin las que el Jueves Santo no sería igual, son la perchelera Misericordia y la céntrica Cena.

La Hermandad de la Sagrada Cena cumplió un año más de forma excelente su Salida de Penitencia por las calles de la ciudad.
María Santísima de la Paz avanzó a sones de nueva marcha «La Virgen de la Paz», además de ser uno de los pocos tronos de vírgenes que sigue conservando tren de velas y que este año estrenaba parte de su primera tanda de candelería, que pronto podremos ver acabada suponiendo esto un cambio como así lo fue este año para la Virgen de la Estrella el Lunes Santo.
Tanto Cristo cómo Virgen, presentaban una cuidada disposición en sus tronos, un cuidado ajuar, cera y exorno floral.

La Cofradía del Chiquito, por su parte, sigue creciendo. El Cristo de la Misericordia andaba a sones de un renovado estilo musical con la Agrupación Musical de Santa María la Blanca, tras el éxito sucumbido en su pasada Extraordinaria.
Además, pudimos observar ambos tronos andar por el recién estrenado entorno peatonal del al rededor de la Catedral. Algo que sin duda aportó belleza a este desfile procesional.

De una Cofradía grande pasamos a otra, gran pilar del Jueves Santo. Hablamos de la Cofradía de Mena. Igual que no podemos concebir un Jueves sin romero tampoco sin el canto de un legionario.
Como todos los años, la gente se agolpaba de forma masiva en las calles para deleitarse con el paso de esta Cofradía.
En el encierro se posicionaban ambos tronos frente al público y se mecían al compás del Himno de los legionarios. Una vez acabado, arrancaba la Salve Marinera, y también al compás, eran mecidos ambos tronos. Un momento bonito dedicado a Nuestra Señora de la Soledad que junto al gran cartel que cuelga de la plaza de la Casa Hermandad nos recordaba que en Junio las calles de Málaga se vestirán de gala para verla Coronada.

Así pues, y para cerrar la madrugada del Jueves Santo, la procesión de Vera-Cruz volvía a procesionar en las primeras horas del Viernes Santo y las últimas del Jueves, donde desde su significativo cambio de horario el año pasado parece ir encontrando poco a poco su sitio. Una Cofradía de corte austero en la calle que desplegó un gran cortejo de Nazarenos y un gran patrimonio de enseres. No hemos de olvidar que es nuestro Cristo más antiguo.

Con el encierro de la Esperanza a las 6:35h cerramos la noche. Encerramos a los Reyes y nos encerramos nosotros; porque sí, el Jueves Santo había acabado sin casi darnos cuenta, y ahora nos quedaba recibir al Viernes Santo de la mejor de las maneras…

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