Entrega XI. La Resurrección

La jornada del sábado ha sido una jornada triste para todos los allegados de Jesús. Los apóstoles están escondidos por miedo a las autoridades judías, y tan solo el conocido como discípulo amado, que la tradición identifica como Juan el apóstol, ha estado al pie de la cruz, junto a María, madre de Jesús, María Magdalena, María de Cleofás y  María Salomé.

Ya ha terminado el sábado y las mujeres  tienen preparados los ungüentos necesarios para completar el ritual funerario de sepultura que no pudo ser concluido el viernes por la caída de la noche del Sabat.

I.  Las narraciones de la resurrección de Jesús: Las mujeres se dirigen al sepulcro.

Al igual que en la historia del nacimiento de Jesús, el de la resurrección no es un episodio que se haya narrado por igual en los cuatro Evangelios.

Sí tienen un denominador común: son mujeres las primeras testigos de la resurrección de Jesús, es decir quiénes lo ven con vida, en carne y hueso o bien las primeras en contemplar su sepulcro vacío.

Marcos

El Evangelio más antiguo es el de Marcos y nos relata lo siguiente:

  • Muy en la mañana del domingo María magdalena, María, madre de Santiago el menor (identificada como María de Cleofás) y María Salomé madre de Santiago el mayor y Juan, han comprado especies aromáticas y se dirigen al sepulcro para terminar de preparar el cuerpo de Jesús. Mc  16, 1-3
  • Cuando llegan al sepulcro se encuentran la piedra removida, al entrar un varón que luce larga ropa blanca les dice que Jesús no está ahí y que ha resucitado. El relato nos dice que ellas se espantan pero los hombres las tranquilizan y les dicen que avisen a los apóstoles de la resurrección de Jesús. Ellas huyen con miedo. Las mujeres, nos dice el relato, no contaban nada  a nadie por temor. Mc 16, 4-8
Mateo

El evangelio de Mateo es posterior al de Marcos y mantiene algunas diferencias con respecto a éste:

  • Son dos las mujeres que acuden al sepulcro también muy de mañana. Menciona a María Magdalena y a otra María la cual no identifica. Mt 28, 1
  • Mateo narra como un ángel venido del cielo remueve la piedra que sellaba el sepulcro, al tiempo que se produce un terremoto. Ante esto los guardias quedan paralizados por el temor al igual que las mujeres que presencian la escena. Mt 28, 2-4
  • Al igual que Marcos, Mateo señala que el ángel se dirige a las mujeres para tranquilizarlas les indica que Jesús no está en el sepulcro, pues ha resucitado y las exhorta a comunicarlo a los apóstoles. Mt 28 5-7
  • Mateo introduce una gran novedad: Jesús se aparece a ellas cuando van a contárselo a los discípulos. Jesús les insiste en que deben comunicárselo a los apóstoles. Mt 28, 8-10
Lucas

El tercer evangelista mantiene también diferencias en el relato de la resurrección con respecto a Marcos y Mateo:

En esta ocasión son varias las mujeres que acuden a visitar el sepulcro de Jesús aunque Lucas solo menciona por su nombre a tres: de nuevo María Magdalena, Juana la esposa de Cusa y la madre de Santiago el menor, pero el texto dice que eran muchas más.

Al igual que los dos Evangelios anteriores, las mujeres quedan sorprendidas al ver que Jesús no está en el sepulcro, pero no describe,  cómo hace Mateo el momento en el que el ángel rueda la piedra, sino que en esta ocasión dos hombres vestidos de blanco comunican a las mujeres que Jesús ha resucitado  y las exhorta a que lo cuenten a los apóstoles.

En Lucas al igual que en Marcos las mujeres no ven a Jesús resucitado en este primer momento.

Lc 24, 1- 10

Juan

Como siempre Juan, el Evangelio no sinóptico entre los canónicos, es el que más se diferencia del resto de los relatos:

Según Juan, María Magdalena acude en solitario a visitar el sepulcro, al verlo removido acudió a avisar a los apóstoles. Acudieron corriendo Pedro y el discípulo amado y al ver el sepulcro vacío con los lienzos tal como había sido envuelto el Señor, pero sin Él dentro creyeron. María Magdalena queda llorando en el sepulcro y se le aparece Jesús

Jn 20, 11-18

Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;

y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.

Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.

 Jesús le dijo: ¡ María! Volviéndose ella, le dijo: ¡ Raboni! (que quiere decir, Maestro).

 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios ya vuestro Dios.

 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.

II. La incredulidad de los apóstoles.

Cuando las mujeres comunican a los apóstoles que Jesús ha resucitado, las toman por locas. Tengamos en cuenta que en el siglo I el testimonio de la mujer no valía absolutamente nada, y era, por ejemplo, jurídicamente nulo.

Los apóstoles que no me habían estado junto a Jesús en el Calvario por falta de fe y de valor no son capaces de creer lo que estas mujeres les cuentan.

Lc 24, 11-12

Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.

Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

Pedro y el discípulo amado correrán al sepulcro, para comprobar si es cierto lo  que les dicen las mujeres, o se trata de fantasías.

Jn 20, 4-10

Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.

Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.

Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.

Y volvieron los discípulos a los suyos.

Por como debieron ver los lienzos (sin signos de arrastre) tanto a Pedro como al otro discípulo, no les cabía duda de que Jesús no había sido llevado de allí, por eso en Juan se hace hincapié en que al ver creyeron.

III. Jesús aparece a los apóstoles.

Cristo aparece a María Magdalena. Obra de Alexander Ivanov

Jesús se ha aparecido primero a María Magdalena, ella ha tenido ese privilegio por su fe, su perseverancia al estar junto al maestro le ha permitido experimentar este hecho.

Pero la fe que le sobraba a María Magdalena era la que le faltaba a los apóstoles, por ello y antes de que estos vuelvan a Galilea se les aparecerá en la propia Jerusalén donde estaban escondidos.

Lc 24, 36-47

Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.

Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.

Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.

Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?

Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.Y él lo tomó, y comió delante de ellos.

Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;  y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Los judíos entendían la resurrección como la vuelta la vida en el mismo cuerpo, por tanto desde esta perspectiva, se comprende mejor el que Jesús, para despejar las dudas ante los apóstoles, les mostrara sus llagas, signo evidente de humanidad, así como el hecho de que pidiera comida, pues de esta forma incide en que es una persona de carne y hueso que sigue necesitando del alimento.

Desde la óptica judía, no se hubiera creído en otro tipo de resurrección que no hubiera sido la corporal por eso es muy importante que en los evangelios se incida en que Jesús resucitado era un hombre de carne y hueso.

Tomás no ha estado presente y no ha creído el testimonio de sus compañeros que afirman que han visto a Jesús será una semana más tarde, cuando tenga la oportunidad de comprobarlo por sí mismo.

La incredulidad de Santo Tomás. Obra de Matthias Stom
Jn 20, 26- 29

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío!

Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Los apóstoles están convencidos de que la persona que se proclama como Jesús lo es en efecto, porque han comprobado que se trata de una resurrección corporal han podido tocarle incluso meter sus dedos en las llagas.

Esta certezas era muy importante para los apóstoles para que al contar que han sido participes de la resurrección de Jesús no pueden ser acusados de que han visto un fantasma.

Nos dice el evangelista Mateo, el único que narra que la tumba de Jesús era custodiada por soldados, que los sumos sacerdotes le dieron una cantidad de dinero a estos para que callaran respecto a lo que habían visto y sobre todo de que el cuerpo de Jesús había desaparecido

Jn 20, 11- 15

Mientras iban ellas, algunos de los guardias vinieron a la Ciudad y comunicaron a los príncipes de los sacerdotes todo lo sucedido.

Reunidos éstos en consejo con los ancianos, tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados diciéndoles:

Decid que, “viniendo los discípulos de noche, lo robaron mientras nosotros dormíamos.”

 Y si llegase la cosa a oídos del procurador, nosotros lo aplacaremos y estaréis sin cuidado.

 Ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había dicho. Esta noticia se divulgó entre los judíos hasta el día de hoy.

Reflexión Final

Con la resurrección, Cristo ha vencido la muerte y nos regala la vida eterna gratuitamente. En la cargado todos nuestros pecados para exonerarnos y así participar de la vida eterna junto con él. Con infinito amor Jesús nos hace participe de la resurrección.

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Autor

  • Carlos Jiménez Lerma

    Licenciado en Historia. Hermano de la Sagrada Cena y del Santo Cristo de la Salud. Coleccionista de música procesional y autor de la cuenta 'Marchas de Málaga'. Estudiante de Teología.

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