Las Negaciones y Lágrimas de San Pedro, grupo culminado para Dulce Nombre
La Hermandad del Dulce Nombre completará para la Semana Santa próxima el grupo escultórico del Señor desde que en el año 2001 lo empezara a concebir Antonio Bernal.
La Semana Santa de 2017 viene cargada de novedades e importantes estrenos, resultando prometedora. La Hermandad capuchinera, Dulce Nombre, se suma a la lista de estrenos para este Domingo de Ramos.
El trono del Cristo de la Soledad fue ejecutado para representar el momento en que Jesús era negado tres veces por San Pedro. De este modo, el imaginero que en 1999 tallara al Señor -el cordobés Antonio Bernal– comenzó a tallar de igual manera el grupo escultórico que lo completa y que, paulatinamente, ha sido incorporado al trono. Así, en 2002, la Hermandad empezó a procesionar al Señor junto a los dos soldados que lo acompañan. La última de las incorporaciones fue en el año 2014, cuando se sumó a la escena la figura del gallo, dotándola de mayor valor y sentido.
El grupo escultórico, que actualmente contaba con los dos soldados judíos que acompañan a Jesús, San Pedro, la mujer acusadora y el gallo, será culminado con el añadido de los dos soldados judíos que están sentados junto a San Pedro y el perro.
Un sueño para la Hermandad del Domingo de Ramos que, sin duda, completará uno de los grupos escultóricos más llamativos de nuestra Semana Santa así como de gran importancia, pues hasta ahora esta escena bíblica nunca había sido representada en nuestra Semana Mayor.
Una representación iconográfica que desciende hasta nuestros días desde la tradición renacentista y barroca de representar escénicamente la Pasión y Muerte de Cristo según las escrituras.
INTERPRETACIÓN DEL GRUPO ESCULTÓRICO
Este grupo escultórico muestra el momento en que Jesús, maniatado y humillado, es conducido ante Caifás. Su mirada se pierde en el infinito mientras camina junto a dos soldados judíos que lo custodian y empujan hacia delante.
Jesús de la Soledad ocupa la parte anterior central, espacio integrador y articulador de toda la escena. Siguiendo el momento evangélico, se establece ese nexo entre dos escenas a partir de los personajes principales en cada una de ellas; Cristo en la parte delantera y San Pedro en la trasera, donde contrasta la expresión de dolor contenido y los rasgos dulces y serenos de Jesús con la gestualidad y posición determinante de la figura del apóstol.
Los soldados judíos, uno a cada lado de Cristo, podían ser comparados con Gestas y Dimas. Uno increpa con fuerza, empuja y mira con desprecio; su árido gesto y su fealdad potencian su maldad. El otro mira a Jesús, lo contempla con respeto, temeroso y compasivo de llevar hasta tan fatal destino a quien podía ser el Rabí o, tal vez, un pobre inocente.
En la parte posterior del grupo los soldados salientes de la guardia conversan junto a San Pedro, el cual dialoga relajada y distendidamente con ellos. La mujer acusadora irrumpe con fuerza en la escena en ese momento, quien interroga al apóstol sobre su amistad con Jesús. Éste acerca su mano al pecho como si quisiera jurar de corazón que no conocía a aquel hombre y mientras lo hacía cantó el gallo, tal como Jesús había profetizado: »antes de que el gallo cante me habrás negado tres veces». En ese instante Pedro acordándose de lo dicho, rompe a llorar.
Como nexo de unión entre ambas escenas aparece un perro, ladrando al grupo delantero, alegoría a la fidelidad esperada de San Pedro, además de recoger el espíritu de amor a los animales promulgada por San Francisco.