Jueves Santo pleno
En la jornada del Jueves Santo pudimos disfrutar de las ocho Cofradías en la calle y considerable público hasta las horas finales a pesar del mal tiempo y el frío.
El Jueves Santo es ese día en Málaga que nos tiene acostumbrados a lo grande; y de lo grande, lo mejor. Abundante público, expectación y emociones. Desde la tarde temprana hasta la alta madrugada. Y un año más, no defraudó, en una jornada que pudo disfrutarse con plenitud y envuelta en contrastes, como lo es siempre la Semana Santa de Málaga.
La jornada empezaba temprana desde la Iglesia de San Felipe Neri. A las 15:10 hacia su salida la Hermandad de la Santa Cruz. Un cortejo ordenado y sobrio avanzó por las calles más estrechas que se pueden recorrer tras un trono un Jueves Santo. La Virgen, Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia, lucía saya enriquecida y bordada por Joaquín Salcedo de gusto exquisito y acorde a su estética. El exorno floral era compuesto de forma original por rosas color rosa y espinos. La cruceta, de nuevo, acorde al estilo que debe identificar a la Hermandad, a sones de la Unión Musical Maestro Eloy García.
La tarde continuaba desde Carretería donde, casi a la misma hora, producían sus respectivas salidas la Hermandad Sacramental de Viñeros y la Hermandad de la Sagrada Cena. Ambas con un estilo personal muy diferente y marcado. Los Titulares de la Sagrada Cena volvieron a discurrir por el entorno del Teatro Romano y la Alcazaba; un acierto que ayuda a destaponar los horarios e itinerarios del Jueves Santo ampliando el centro hacia el lado este, aunque con cierta parsimonia en su transcurrir. Ambos tronos volvieron a lucir un cuidado y original exorno floral -en el que pudo verse hasta panes y uvas- y hacer gala de sus ensayados pasos con los que mecieron a sus titulares. Destacable la gran petalá que cayó sobre la Virgen de la Paz en calle Álamos.
Por su parte, la Hermandad de Viñeros hizo gala constante de su buen caminar por las calles del centro de la ciudad, un paso que supo mantener elegantemente hasta el final. Los sones de San Lorenzo Mártir acompañando al Señor de Carretería resonaron en las calles con espectacularidad, no pudiendo resultar un mejor acompañamiento musical. En cambio, los sones por parte de Banda Municipal Amantes de la Música de Campillos a Ntra. Sra. del Traspaso y Soledad no alcanzaron suficiente nivel, que sonaron con menos fuerza tras la Señora.
La Congregación de Mena comenzó su procesión a las 19:50 horas. Las calles atestadas eran prólogo de su desfilar. La Cofradía transcurrió en un correcto desfile sin sobresaltos. Como gran novedad, la «hora de la verdad» de la Banda de Música de Mena, que al fin acompañó a Ntra. Sra. de la Soledad en su caminar, con una calidad y repertorio musical a la altura requerida para tal ocasión.
Caminando hasta el Perchel, encontramos una de esas Cofradías donde nace el fervor popular, La Misericordia. El Cristo del Chiquito estrenó las cornetas de la Banda del Cautivo tras Él con un ejemplar caminar; cambio necesario y resultado positivo más que demostrado. Ambos tronos llegaron rectos a su encierro por una huérfana calle Ancha del Carmen; durante el que fueron acompañados, mecidos, elevados a pulso y vitoreados.
No muy lejos del Perchel y muy cerca de la Trinidad, encontrábamos a la Rosa de Dos Barrios. La Cofradía de Zamarrilla realizó su espectacular salida con un cortejo que se extendía por toda calle Mármoles. necesario para mejorar la jornada y alargar itinerarios más allá de la zona centro, es el discurrir de esta Hermandad por el barrio de la Trinidad en su regreso, algo que se sigue esperando. Destacable la cruceta musical de la Virgen de la Amargura, exclusivamente malagueña. El encierro de la Cofradía, que llegaba con puntualidad a las 4:30 a las puertas de su Casa Hermandad, pasó sin pena ni gloria. El Cristo de los Milagros era encerrado a tambor ronco tras hacerlo la Virgen de la Amargura, un estilo que no es acorde a la Hermandad, la cual no debe dejar atrás su seña de identidad popular, si bien sea correcto la seriedad en su cortejo; dos cosas diferentes que no deben confundirse.
A poco más de una hora para media noche, se abrían las puertas de la Archicofradía de la Esperanza, la cual pudo presumir de un distinguido caminar durante todo su recorrido, haciendo una vez más las delicias en calle Fajardo. El Nazareno del Paso, elegantemente acompañado por la Banda de Música de Sorbas (Almería) caminaba sobre una preciosa alfombra de mini calas, jacintos, iris, tulipán y orquídeas a juego con la túnica morada y bordada que estrenaba por primera vez en la calle; un túnica de excesivos bordados y verticalidad no del todo acorde con el trono del Señor y que robaba protagonismo a las facciones de su rostro. En el encierro, la Virgen de la Esperanza se encerró en último lugar mientras que el Nazareno aguardaba dentro, como guiño a la Magna Mariana que será celebrada el próximo mes de mayo y de la que también será partícipe la Esperanza.
Un Jueves Santo más oímos aquello de «el romero, cuando pase la Esperanza», pero ¿qué romero?… Una correcta iniciativa a la que le falta mucho por pulir.
Y de nuevo, entre los contrastes, encontrábamos el desfile procesional de Vera+Cruz, quien desde hace unos años lo hace tras la Esperanza y por Recorrido Oficial. La decisión es acertada pero incompleta. El Santísimo Cristo de la Vera+Cruz debe hacer Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga.
Sin duda, un Jueves Santo pleno que gozó de público hasta el final a pesar del caprichoso frío, donde el Nazareno del Paso y la Virgen de la Esperanza se encerraron arropados. Un Jueves Santo devocional, en el que fueron notorias las promesas que detrás llevaban muchos de los Titulares que desfilaron. Un Jueves Santo de fervor, en el que sobre la alfombra de lirios de los Milagros o el manto rojo de la Amargura pudieron contemplarse calas y claveles arrojados frutos de la oración popular. Un Jueves Santo de compromiso, en el que un señor que portaba el estandarte del Cristo de los Milagros me contó, que había sido durante 38 años hombre de trono de la Virgen de la Amargura, y que ahora era por primera vez nazareno del Señor.
Emoción, esencia y sabor que nunca pueden perderse. Jueves Santo en Málaga.
Fotografía portada: Luisma Gómez Pozo.