Crónica del Jueves Santo
Y una vez más volvió a suceder… Málaga se convirtió en Jerusalén al florecer del azahar y el bendecir del romero.
La luna fue palio y testigo de una noche que se abrazó desde el perchel hasta el centro, desde el cante de un legionario o un marinero; desde los Milagros de una rosa, o una caída llena de Misericordia; desde el Amparo de una Santa Cruz, o un Traspaso en la Soledad; desde la Paz de un Sacramento, o desde el pasar de un Dulce Nombre nazareno.
Málaga se convierte en sueño y pasión en una semana que nace y que muere casi en un suspiro, ávido, cuando de repente sin darnos cuenta el Jueves Santo nos encuentra.
La jornada comenzó temprana; desde el interior de la Iglesia de San Felipe Neri se repetía una escena que nos recordaba al Domingo de Ramos… La Virgen de los Dolores en su Amparo y Misericordia salía desde el interior de ésta entre sumo silencio, con cuidado y delicadeza, tal y como produjera su Cofradía hermana de Salutación el primer día de la Semana Mayor. La Hermandad de Santa Cruz contó esta vez con la Unión Musical Eloy García para acompasar su paso por la ciudad; decisión eternamente acertada donde la austeridad y solemnidad de su cruceta musical nos acercó un poco más a la jornada del Viernes próxima por llegar.
Pero Santa Cruz no fue la única en aproximarnos al Viernes Santo, alrededor de las cinco de la tarde la Hermandad Sacramental de Viñeros comenzaba su Estación de Penitencia; el corte fúnebre de la Virgen del Traspaso y Soledad marcaba su estilo procesional siendo anticipo de lo que estaba por llegar. Además de esto, el Señor de Carretería, que estrenó su túnica bordada al completo y lució los remates dorados de su cruz, aportó una estética diferente a la que nos tiene acostumbrados y realizó con satisfacción su salida penitencial donde, a diferencia del año pasado, mantuvo el paso y porte hasta el final de su recorrido procesional, en excepcional acompasamiento con la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir. Otro hecho a tener en cuenta es el atavio de la Titular Mariana, parece que pendiente de encontrar su propia personalidad, aún no asentada. Como contrapunto, podemos destacar el momento del encierro de esta Hermandad donde la cabeza de procesión de la Sagrada Cena, que discurrió próxima a Viñeros, no dejó lucir el mismo por momentos donde los sones de la Banda de Cornetas de la Victoria quisieron sonar por encima.
Toca hablar, pues, de la Hermandad de la Cena. La Cofradía que estrenaba itinerario por el entorno de la Catedral, Alcazaba y Merced lució por su nuevo recorrido al que tendrán aún que acostumbrar su paso para que no se produzcan atrasos en su horario, pero tampoco adelantos, tal y como sucediera ayer. Finalmente, la Hermandad de los Mártires pudo cumplir su recorrido de forma exitosa hasta el encierro en Puerta Nueva, tras el paso por Carretería de la Congregación de Mena y la Hermandad de Viñeros. Cabe destacar el andar firme de sus tronos, la gran petalada que fue preparada para María Santísima de la Paz en calle Álamos, y la minuciosa y cuidada estética de ambos titulares que lucieron brillantes además de los exornos florales donde, en el trono del Señor, pudimos observar juegos de espigas, lavanda, rosas rojas y rosas, olivos y hasta uvas y panecillos; de un exquisito gusto.
Llegados a las siete de la tarde producía su salida, desde calle Mármoles, la Cofradía de Zamarrilla. De la salida procesional de esta Hermandad debemos destacar el gran sabor a la hora de mimar y ataviar a María Santísima de la Amargura; la Virgen, que lució un tocado de telas doradas y su corona de capilla -de considerable tamaño mayor a la de Coronación a la que nos tiene acostumbrados lucir cada Jueves Santo- nos trasladaba a una estampa añeja llena de personalidad. El trono de la Virgen estrenó también exorno floral donde usó calas blancas, de forma muy distinta a lo que acostumbra llevar. Otro punto para alabar de la Hermandad fue el paso que sostuvo el trono del Santísimo Cristo de los Milagros que supo mantenerse recto desde la salida hasta su encierro, claro favor para la misma con la que aumenta la posibilidad de que se produzca la esperada vuelta de la Cofradía de Zamarrilla por las calles del barrio de la Trinidad.
Otra Cofradía emblemática de este día grande en Málaga, es Mena. Si bien todos sabemos las dificultades acrecentadas de avanzar este día por las calles de la ciudad debido a la afluencia de público que espera para contemplar el desfile de la Congregación, es digno de agradecer el trabajo de la policía que colocó pasos vallados en los cruces de varias calles haciendo posible así el tránsito de un lado a otro sin que el mobiliario impuesto por el público imposibilitaran y cerraran por completo el paso, como ocurre cada Jueves Santo. En el aspecto procesional destacó positivamente el cambio de recorrido que realizó el cortejo –Fajardo, Plaza de Camas y Sebastián Souvirón- resultando ser un entorno idóneo para el discurrir de la misma, con especial mención la calle Sebastián Souvirón.
Llegamos a otra de las Cofradías percheleras del día, una de las más importantes del barrio en cuestión, ‘El Chiquito’. La Cofradía, que siempre mantiene el sabor de la estética malagueña, lució su caminar por las calles donde al llegar a Ancha del Carmen la devoción y el clamor popular por los Titulares era derramado. Una gran afluencia de público aguardaba en la plaza para vivir el tradicional encierro de esta Hermandad. La Virgen lució un sencillo exorno floral de claveles blancos y mantuvo un buen caminar hasta el final de su recorrido, notoriamente mejor que el Cristo.
Sin alejarnos del Perchel llegó un Dulce Nombre y una Esperanza. La Cofradía, que realizó su salida casi a las once de la noche, produjo el final de su encierro a las 6:30h de la mañana siendo la última en cerrar una perfecta madrugada. De la procesión destacaremos su ordenado cortejo sin olvidarnos de la espectacular cabeza de la misma, a sones de las Cornetas de la Esperanza. La Cofradía, aunque con retraso en su caminar, llegó a Fajardo a sones de «Humildad». Tras ello, el Nazareno; que a la altura del nuevo mosaico dedicado a su imagen recibió una bonita petalada, caminó a sones de «Pasa la Soledad», seguido de la vibrante marcha «Sentimiento Perchelero»; y tras Él, lo hizo la Esperanza a sones de «Virgen del Valle» entre una lluvia de pétalos. Como novedad, el romero; el peculiar camión que abría cortejo desapareció este año por primera vez y unos jóvenes acólitos -cinco en la sección del Cristo y otros cinco en la Virgen- se encargaron de esparcirlo por el suelo desde sus cestas; cantidad considerada insuficiente para muchos.
Y realizando su salida penitencial casi en la madrugada de Viernes Santo (23:55h), el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz salía del interior de la Iglesia de San Juan, siendo así la última de las Reales Cofradías Fusionadas en realizar su Estación de Penitencia. El curioso y variado cortejo del Señor desfiló con orden por las calles, quizás aún en un desafortunado horario que puede que varíe positivamente si se llegara a producir el cambio de un nuevo Recorrido Oficial.
Fotografía: Luisma Gómez Pozo.