Entre horas de espera…el regalo del Domingo de Ramos
Sin poder celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo con procesiones, los cultos internos de las cofradías le devolvieron a la ciudad un traje que ansiaba vestir: las ganas de vivir con intensidad la Semana Santa
Parecía que nunca iba a llegar, pero aquí ha estado. Hace pocos meses, e incluso semanas, ni siquiera sabíamos qué iba a ocurrir con los cultos de las cofradías, si íbamos a poder disfrutar de las imágenes, qué iba a ser de las bandas…y ahora que ha llegado el momento solo puedo pensar en una cosa: Málaga, qué bonita estás cuando te vistes de Semana Santa.
Sin ningún tipo de incertidumbre, con menos sol del que nos habría gustado y con el deseo de aprovechar este regalo que se nos ha presentado a falta de procesiones, la ciudad se bajó a las calles para poder disfrutar de todo lo que no pudo en aquella fatídica primavera de 2020.
Hay cuestiones que se rigen por un orden y en Málaga el Domingo de Ramos solo podía empezar en un lugar: en la iglesia de San Agustín. Eso sí, la primera sorpresa del día no tardó en llegar: la cola para contemplar a las imágenes llegaba hasta la esquina de la siguiente calle e incluso en algunos momentos puede que más. Prometía el día. Málaga quiere a la Pollinica y la Pollinica se entregó a Málaga: un pacto para la eternidad.
Y allí en su sitio de siempre, más cerca de lo que acostumbra y acompañada en todo momento por el pueblo, María Santísima de Lágrimas y Favores hizo realidad desde su capilla en la iglesia de San Juan cada una de las promesas que tenía con todos y cada uno de los feligreses.
Si una de las incógnitas era la participación de las bandas de la ciudad, pronto se desveló la duda. Con unas más que envidiables vistas desde la terraza del Palacio Episcopal y de la Casa Hermandad del Sepulcro, algunas formaciones pudieron volver a interpretar marchas como “Coronación de la Virgen de los Dolores”, “Cristo del Amor” (Alberto Escámez). Aunque la lágrima la puso la Agrupación Musical de San Lorenzo Mártir con “La Esperanza de María”.
Separadas por kilómetros, pero unidas por el gran despliegue que realizaron desde albacería, Huerto y Salutación tardarán en olvidar la imagen que dejaron en sus respectivas sedes: San Julián se revistió con el manto de Nuestra Señora de la Concepción que cubría las espaldas del Cristo y San Felipe Neri acogió en torno al palio de la Virgen a los Sagrados Titulares de la Hermandad de Salutación. Dos cultos, dos imágenes y dos momentos grabados para siempre.
La tarde seguía cayendo, la afluencia en el Santuario de la Victoria para visitar a la Hermandad de la Humildad seguía siendo incesante hasta que se detuvo el tiempo. El reloj ya había marcado algo más de las 18:00 horas y el barrio victoriano se congeló para vivir el concierto de la Banda de Música “Maestro Eloy García” de la Archicofradía de la Expiración. Con marchas como “Cristo de la Humildad”, “Libertadora” o “Saeta Malagueña a María Santísima de la O” se pudieron recordar momentos que el vecino del barrio tiene guardados en la memoria de algún pasado Domingo de Ramos. Aunque nada comparable con el sonido del tambor ronco en “Mektub”.
Y si la vuelta de la música cofrade no dejó indiferente a nadie, las colas para acceder a la iglesia de la Divina Pastora tampoco lo hicieron cuando hubo personas que llegaron a confesar que habían esperado casi dos horas para ver una estampa inigualable: las Sagradas Imágenes de Dulce Nombre y Prendimiento expuestas con una cercanía sobrecogedora. El barrio de Capuchinos no volverá a verse en una igual, esperemos, y si ocurre que sea por un motivo extraordinario sin pandemia de por medio.
La noche se iba acercando y la música cofrade seguía sonando en Málaga, en esta ocasión de la mano de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Carmen y la Banda de Música Cruz del Humilladero. Los Sagrados Titulares de Humildad Paciencia, que recibieron durante todo el día el cariño del barrio, se sintieron arropados por un concierto en el que se estrenó la marcha “Virgen de un Barrio” (Rafael Río) dedicada a la Virgen y a los vecinos.
Así, el día terminó con más horas de espera que se concentraron a las puertas de San Pablo para observar la protección del Santísimo Cristo de la Esperanza en su Gran Amor sobre María Santísima de la Salud. El cansancio tras un día largo desaparecía al entrar en la atmósfera que crearon representaciones de la Agrupación Musical Vera Cruz de Campillos y la Banda de Música de La Paz.
La simbiosis entre la pasión en Málaga y la “nueva normalidad” tuvo un resultado que, además de analizarse en el futuro, dejó con buen sabor a muchos de los asistentes en los cultos internos de las cofradías. La toma de la temperatura, la presencia policial para controlar las medidas de seguridad y el control del aforo de las iglesias son cuestiones que han venido para quedarse, ojalá no por mucho, pero que nos están permitiendo disfrutar de la semana más bonita y emocionante del año.
Queda toda una semana para corregir los errores que se cometieron, que los hubo. Queda toda una semana para emocionarse con la mirada de María y el sufrimiento de Cristo. Mientras tanto, una idea está clara: todo lo que ocurrió durante el Domingo de Ramos y lo que venga de ahora en adelante será siempre un regalo.