Los traslados, prólogo idóneo de nuestra Semana Mayor

El pasado fin de semana pudimos presenciar los primeros encuentros de las imágenes titulares de las distintas hermandades con todos los malagueños.

El pasado fin de semana, la ciudad estuvo repleta de personas dispuestas a disfrutar de los populares traslados de las Cofradías a sus respectivas Casas de Hermandad; suponiendo ese prefacio perfecto y preciso antes de la Semana Santa.

Se está convirtiendo además en una estampa típica durante los traslados que los tronos sean portados por mujeres, lo cual supone un avance en este asunto que siempre ha suscitado polémica entre cofrades y no tan cofrades, situación que poco a poco se va normalizando.

 

Primer viernes de traslados

La primera de las hermandades que comenzó su traslado fue la de Nueva Esperanza. El trono procesional en el que fueron portados tanto el Nazareno del Perdón como la Virgen de Nueva Esperanza, a sones de la Banda de Música de Zamarrilla, lució un exorno floral elegido con gusto para la ocasión. En los últimos años, esta hermandad está perfeccionando muchos aspectos y el día del traslado es uno de ellos, dulzura por Nueva Málaga.

En la tarde del viernes pudimos ver por las calles la talla del Santísimo Cristo de la Crucifixión restaurado, y dejó muy buenas sensaciones, ya que ha ganado cierta expresión. La Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, sencilla, de hebrea, cerró un traslado rápido y concurrido de público. La capilla musical propició un ambiente idóneo para la realización de este solemne acto.

Los Titulares del Rescate partieron puntuales y en pequeñas andas desde su capilla del “Faro de la Victoria”. Nuestro Padre Jesús del Rescate vistió túnica morada lisa y la Virgen de Gracia estrenó nueva vestimenta hebrea. Un traslado sencillo pero emotivo acompañado de capillas musicales. Al término del mismo, a las puertas de su Casa Hermandad y con gran afluencia de público se cantó una salve. Además, todo aquel que se acercó pudo contemplar el estreno de las cabezas de varal del trono del Señor del Rescate, las cuales resplandecerán en la próxima noche primaveral de Martes Santo.

Silencio, que pasa la Esperanza. La Esperanza perchelera se asoma a su Málaga, precedida de su Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso, sobrio y austero, con su túnica lisa. Y como si de un suspiro se tratase, se recogieron en su salón de tronos. Esperanza de hebrea, Esperanza malagueña alumbrada únicamente por las velas de los hermanos. Silencio, que pasa la Esperanza.

Como broche final, la Cofradía de Estudiantes dieron un buen ejemplo de saber estar en la calle, con nutridas filas de hermanos -y gran cantidad de jóvenes- acompañando a sus Sagrados Titulares. La Banda de Música de la Expiración acompañó brillantemente el discurrir por las calles del centro, lo que permitió un caminar cadencioso pero firme. El presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, portó como uno más al Santísimo Cristo Coronado de Espinas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza.

La Cena, protagonista indiscutible en la jornada del sábado

En la extraordinaria mañana de sábado, la Parroquia de los Santos Mártires despidió a la Sagrada Cena y a la Virgen de la Paz. Un traslado que busca un entorno íntimo y singular, utilizando el mismo trono que en el Corpus Christi. Ambas imágenes presentaban una estética cuidada al milímetro. Por el Muro de las Catalinas se lucieron como nos tiene acostumbrados esta hermandad, con las dulces melodías que interpretaban los músicos de la Banda de Música de la Paz.

Domingo de contrastes

El Domingo de Pasión, conocido popularmente por el “Domingo de traslados”  fue el cierre perfecto a un fin de semana intenso.

Por la mañana, la Archicofradía de la Sangre recorrió las calles del Molinillo. El Cristo de la Sangre fue portado por sus hermanos con la pionera Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos. Tras el crucificado, la Virgen de Consolación y Lágrimas caminó alegremente con un precioso exorno floral de tonos blancos.

Humildad y Paciencia se estrenaba en la jornada del Domingo de Pasión realizando su traslado por las calles de la Cruz del Humilladero. El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de los Dolores y Esperanza se encontraban juntos configurando una estampa singular. La imagen mariana mostró una impronta particular, con el hábito carmelita y una pequeña ráfaga plateada. El barrio se volcó con la cofradía y la acompañó durante todo su recorrido en el que los sones fueron puestos por la Banda de Música Ntra. Sra. de la Estrella de Córdoba.

No cabe duda de que los Gitanos despiertan emociones y sentimientos por donde pasan; se demostró en el traslado de Nuestro Padre Jesús de la Columna y María Santísima de la O. El discurrir fue muy pausado durante toda la subida al Teatro Cervantes, con potentes marchas interpretadas por la Banda de Cornetas y Tambores de la Estrella que afloraban entre aplausos y vítores.

En el Hospital Psiquiátrico del Sagrado Corazón se dieron cita muchas personas para contemplar el ya tradicional paso de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima del Gran Perdón por esos jardines. En el acto, entre otros, estuvo presente el Alcalde de Málaga, que dedicó unas palabras cargadas de afecto a la Cofradía. Le ofrecieron numerosos ramos a los Titulares del Prendimiento que fueron incorporados sin el menor reparo en el frontal del trono de traslado. Gran labor de las portadoras que bajaron la empinada rampa del hospital sin detenerse y perfectamente acompasadas.

La Cofradía de la Pollinica se lució como solamente ellos saben. Tanto Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén y María Santísima del Amparo iban exquisitamente ataviados, ambos simulando la antigua usanza hebrea. También es necesario resaltar la labor que realizó la Banda de Música de la Archicofradía de la Esperanza, que hizo sonar marcha tras otra. Frente a la Iglesia de Santiago se le interpretó «Encarnación Coronada». Por supuesto, las hermanas portadoras llevaron a sus devociones al compás del paso pollinico, y pudimos contemplar esa rosa amarilla tan característica en la mano izquierda de la Señora del Amparo.

La tradicional entronización del Santísimo Cristo de la Agonía en su Oratorio es ese acto en el que todo cofrade espera conmoverse, y así fue. Este Cristo de facciones sumamentes expresivas se alzó hasta colocarse en su trono procesional con un ambiente impecable. A su lado, María Santísima de las Penas, por su parte, ya espera un nuevo Martes Santo ataviada de Reina en su trono procesional.

El traslado de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y Nuestra Señora de la Concepción transcurrió de una forma íntima y solemne, pero igualmente bella y atractiva. Ambos Titulares, en ambas separadas, se dirigieron al otro lado del río en un ambiente que invitaba a la reflexión y a la contemplación única de a las dieciochescas imágenes.

El fin de semana concluyó con el solemne traslado de Nuestra Señora de la Piedad, que realizó un recorrido inusual por su 75 aniversario. La austeridad y el buen gusto se hicieron presentes en el Molinillo al paso de esta cofradía. Sentir esta talla tan cerca realmente es sobrecogedor. Además, el acompañamiento musical de la Banda de Música de Zamarrilla fue muy acorde con el cortejo.

De esta manera nos encontramos ya en la semana de pasión, la espera se ve. Los cofrades contamos ya las horas y los minutos. Y es que como dijo el pregonero: “porque ésto, señores, es Málaga”.

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