Modernidad vs Tradición
La Semana Santa pasada me reencontré con mi amigo Manolo. Nuestros caminos laborales se habían separado y hacía prácticamente una década que no nos veíamos. Aún recuerdo las gratas charlas cofrades que manteníamos en cualquier día del año. Como no podía ser de otra forma, siendo Domingo de Ramos por la mañana, me lo encontré donde su itinerario en mano, el que regalan con la Saeta, tenía marcado con bolígrafo: Pollinica en Carretería. Allí lleva viendo a la primera cofradía desde que él tiene uso de razón, primero con sus padres, y ahora con su esposa e hijos. Antes – me decía – de aquí tomaba el callejón de Andrés Pérez para ir a ver el ambiente del tinglao del Huerto. Me encantaba colocarme entre los varales de la Concha, cerrar los ojos y oler la mezcla de incienso, claveles y pintura del aluminio del varal. Aún hoy soy capaz de rememorar ese olor en mi cabeza, me dijo mientras una sonrisa se mostraba en su rostro. ¡Vaya tiempos aquéllos!, ¡cuánto ha cambiado la Semana Santa!, comenté sin pensar muy bien lo que estas palabras podían acarrearme. Como si de una partida de ajedrez se tratase, donde el jugador detecta una debilidad en su contrincante, Manolo pasó al ataque: ¿Tú crees que todos los cambios han sido positivos?, me preguntó directamente. Sin dejarme siquiera pestañear, prosiguió: yo sé que esto te va a doler porque es tu Cofradía, pero ¿qué pinta el Huerto en el Perchel? O mejor, no hablemos de ninguna hermandad en concreto, me quieres explicar: ¿para qué sirven los y las trajeadas de protocolo? Es eso hacer una estación de penitencia muy extraña, ¿no crees? Hay más personal de protocolo que mayordomos de sección en algunas cofradías. Y los walkies, ¿qué te parecen? Si algo tenemos propio es la comunicación por campanilleros, pues nada, quedará como algo testimonial en el mejor de los casos, o sustituidos por inalámbricos y bastonazos al suelo. ¿Y qué me dices de las aplicaciones móviles? Está genial que te digan mientras ves al Señor de la Pollinica que es obra de un cordobés en los años 40 llamado Juan Martínez Cerrillo, pero esta información no servirá para nada si el lector no posee conocimientos previos sobre lo que está leyendo; si no, le entrará la información y le saldrá a los cinco minutos. Vamos a la carrera en esto del conocimiento, y todo es ya y ahora.
Por fin pude intentar defenderme con una frase de alguien famoso, que esto siempre ayuda. Steve Jobs, el magnate de Apple, (miré a los ojos de Manolo para comprobar que sabía de quien hablaba) decía en una de sus ultimas entrevistas antes de morir que aquellas novedades que hagan la vida más sencilla al ser humano permanecerán entre nosotros. Las superfluas desaparecerán o estarán obligadas a ser modificadas. Pero no sólo en lo que a Ciencias y Tecnología se refiere, esto era de mi cosecha le advertí, sino también en Humanidades y en las Artes. ¿No crees que hemos mejorado en estética estos años? Sí, tuvo que reconocerme. Está claro – prosiguió – que la puesta en escena de las Cofradías ha mejorado mucho, así como el patrimonio, y su conservación. La música está jugando un papel fundamental, añadió. Hay jóvenes que se enganchan a la Semana Santa por ella y eso es importante, pero sigue habiendo deslices, por no decirte cagadas en muchas hermandades. ¿Qué aportan las velas rizadas en un trono de Virgen?; ¿llevar el guión al hombro? ¿o que la chiquillería salga sólo de monaguillos? Manolo, por fin me pude entremeter entre las preguntas porque me veía que esto posiblemente no terminara en un buen rato, esto tiene una explicación sociológica. Somos una ciudad abierta, llena de influencias, que para bien o para mal lo que viene de fuera es recibido con agrado. No tenemos la conciencia de generar normas estrictas, irrefutables e invariables que hagan que la tradición se conserve de generación en generación y permanezca así nuestra Semana Santa invariable. Aquí, la tradición se renueva, se adapta y se modela. Y tenemos tantas Semanas Santas dentro de la misma para que cada persona elija dónde, cómo y cuándo quiere ser partícipe de ella. Y así somos en esta ciudad; y por eso Málaga es una de las ciudades que más ha evolucionado y sobretodo, más rápido, en lo que llevamos de Historia.
Finalmente nuestra conversación acabó cuando nuestros niños se mezclaban con los nazarenos para pedir cera, lo que nos obligó a estar pendiente de ellos. Esto es también una forma de hacer futuros cofrades, me dijo mi amigo con rotundidad. Aunque muchos se empeñen en eliminarlos del espectáculo, añadí.
Llevas razón en muchas cosas, pero te dejas infinidad de tradiciones que se están quedando atrás porque «estamos evolucionando», señas de identidad de ciertas hermandades que se pierden porque es más importante parecer más serio o arrancar un aplauso fácil. Hay cosas que se pierden como el encierro de Fusionadas, pero hay cosas que no pueden perderse como la cadencia, pausa, cadencia que tiene Azotes&Columna en su mecida, nos lo están arrebatando a la fuerza y de un malagueño que vengan a tocar lo que quieran, pero los sentimientos no. Queremos que la semana santa siga siendo para los malagueños. Gracias.