No sabíamos lo que teníamos hasta que lo perdimos
Muchos se preguntan si hay o no falta de optimismo ante tanta confusión e incredulidad en el mundo cofrade actual. Por otro lado, nos duele mucho pensar que tengamos poco que decir ante lo que se nos viene encima de cara al próximo año
Nos encontramos ante una cruda realidad que sobrepasa lo que habíamos conocido hasta ahora. Nada ni nadie nos hacía pensar desde aquella Semana Santa de 2019 que daríamos un giro de 360 grados en todos los sentidos de un año a otro.
El modelo de lo que para nosotros presenta la Semana Santa en la calle ha cambiado por ahora y debemos concienciarnos con lo que tenemos hasta que podamos celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de la forma que sabemos mejor hacer los andaluces.
La pandemia del coronavirus nos ha quitado mucho por delante, pero también nos ofrece una nueva oportunidad de contemplar una Semana Santa diferente. Una manera de celebrar la tradición más antigua de Andalucía de una forma más espiritual y con culto a nuestras imágenes en sus sedes, iglesias y parroquias.
Para este próximo año, ya se están escuchando rumores sobre la poca probabilidad de celebrar nuestra Semana Santa en la calle como de costumbre, con nuestros grandes y suntuosos desfiles procesionales. Y en realidad, aunque todos estamos deseando que no sea así, la posibilidad viene a ser escasa dados los acontecimientos que estamos sobrellevando.
Ahora más que nunca las hermandades están más unidas y ayudan con labores sociales a todos y cada uno de sus hermanos cofrades más necesitados. Los titulares de cada cofradía cobran un papel fundamental en cultos internos, y la exaltación de los mismos está dando importancia elemental para todo aquel que necesita la oración y el recogimiento, con un acercamiento físico y espiritual cada vez más constante de cara a la “nueva normalidad” que se está viviendo en la Málaga cofrade.
Quizás este recogimiento y austeridad actual sea sinónimo de revivir algo que le hacía falta a la Málaga cofrade, quizás este parón actual de nuestras ansiadas procesiones sea una forma de reivindicar una conexión más clara y directa entre nosotros mismos y nuestras devociones en sus suntuosos altares.
Parece que después de tantas procesiones extraordinarias en la calle, el cofrade malagueño debe hacer una pausa, para orar a sus titulares de una forma más íntima y cercana, para detenerse por un momento más prolongado y valorar aún mas lo que se tiene en casa, buscar el verdadero sentido de hacer esas procesiones que tanto admiramos en la calle y coger con más ganas aun la próxima Semana Santa.
Una hermandad debe cuidar los pequeños detalles, esos que no se aprecian pero que están ahí y que cuestan aun mas esfuerzo cubrir durante todo el año. Las labores de caridad y ayuda que se están realizando por parte de todas las organizaciones y hermandades es encomiable y poco a poco esta dando sus frutos.
Con las responsabilidades que muchas de estas Hermandades están asumiendo, dan un claro ejemplo en sociedad y de solidaridad. Son muchas las cosas que todavía quedan por hacer de cara a una pandemia que no deja clara su derrota, pero lo que si tenemos claro es que las Hermandades van a salir mas fuertes cuando todo esto termine y que celebraremos con júbilo junto a nuestros titulares algo que jamás se habrá visto antes.