En un beso, la vida

La Hermandad del Prendimiento puso el broche de oro al Domingo de Ramos que nos devolvió la sonrisa

Un beso no se le da a cualquiera. En un beso puede ir prendido el amor, el consuelo, un Gran Perdón, o la vida misma. Bajo el beso de la traición, Nuestro Padre Jesús del Prendimiento asomó desde la cima del barrio de Capuchinos excelso. Una túnica blanca bordada y un mantolín en tonos dorados ensalzaban a Jesús, que un Domingo de Ramos más recibió el beso de la avaricia y el poder. Beso que trató de dulcificar María Santísima del Gran Perdón que quiso seguir sus pasos tras una magnífica salida. A pocos metros de la propia casa hermandad de la corporación, la Madre alcanzó al Hijo, solamente se interpuso entre Ellos el beso, el que el Señor ya intuía y por el que María derramó tantas lágrimas sobre su trono de plata.

Capuchinos ya había despedido a su querida Hermandad del Dulce Nombre, y ahora era el turno de la corporación del Prendimiento. Las calles se inundaron del rojo del Señor y del azul de la Virgen. Colores que volvieron a representar la pasión y la dulzura de un mismo beso. Beso que se produjo en las aceras cuando un padre quiso calmar las lágrimas de su hija, ambos apostados en la capilla de Nuestra Señora de la Piedad. Lágrimas que bien podrían significar ese regreso a la vida tras los años de letargo o el recuerdo de los que fueron parte de esas filas nazarenas de Jesús del Prendimiento que escuchaban desde el cielo las nuevas marchas procesionales dedicadas a sus Sagrados Titulares.

Trono del Señor del Prendimiento captado por un teléfono móvil.

Se siguieron sucediendo los besos fraternos entre los propios varales bajo el olivo de la vida. La Agrupación Musical de las Angustias de Alcalá la Real (Jaén) se estrenaba, por fin, tras el Señor de manos abiertas y gesto tranquilo. Y cuando parecía que, en el Domingo de Ramos del reencuentro, el pueblo iba a quedar sin su saludo más populoso, llegó el Prendimiento. La Tribuna de los Pobres esperaba ansiosa, y aforada, la llegada del capuchinero, una larga hilera de nazarenos de túnica blanca y capirotes rojos iban anunciando con sus enseres y cirios que el beso del Señor a su ciudad estaba cerca. Con dos toques de campana, y un tercero definitivo, el esbelto olivo se meció, la Agrupación Musical interpretó de forma magistral ‘La cruz de nuestra fe’, una marcha propia de la formación musical. Ahora el corazón latía a ritmo de palillera y tambores, la marcha finalizó rotunda, Málaga ovacionaba a la esencia pura del barrio de Capuchinos que ya pisaba por derecho propio el centro histórico. Y cuando parecía que el Señor no podía alzarse más al cielo, tres nuevos y seguidos toques de campana levantaron a Nuestro Padre Jesús del Prendimiento a pulso. Málaga ahora sí fue más Málaga y se rompió en abrazos y besos sinceros.

Agrupación Musical Virgen de las Angustias de Alcalá la Real (Jaén).

Y la brisa marinera de Málaga llegaba hasta esa trasera del trono del Señor. Una brisa que pretendía alejar esa mano de Judas de la espalda del Señor. Una brisa que provocó, sin duda, el movimiento pronunciado de las bambalinas delanteras y traseras del palio de María Santísima del Gran Perdón. Cuánto brillaba el monumental trono, y qué inmensa se hizo la Dolorosa en la tarde en la que sus fieles se fundieron en eternos besos por todo lo superado en estos años. Con ‘Madrugá Macarena’, interpretada por la Banda de Música Nuestra Señora de la Soledad de la Congregación de Mena, avanzó valiente por la calle Ollerías para embocar Carretería. Pero también llegó su momento frente al pueblo. La tarde ya ofrecía sus últimos matices lumínicos, y Ella quiso detenerse en el epicentro de los besos, junto a su Tribuna y junto a sus fieles. No había prisa. La Virgen mandaba en el espacio y en el tiempo, la nueva imagen de la Pastora en su trono resplandecía y hacia el Gran Perdón de María fueron dirigidos los invisibles besos tras los capirotes azules.

Trono de María Santísima del Gran Perdón.

Siguieron sucediéndose los momentos porque así es Capuchinos, no descansa. En el encuentro con la Hermandad de la Sagrada Cena en Puerta Nueva, los brazos volvieron a extenderse en un pulso eterno de fe, para ya firmes, poner rumbo directo al Recorrido Oficial y cerrar la jornada inaugural de ensueño de la Semana Santa del 2022, la más esperada de todas las que se recuerdan.

La noche se adueñó del sueño llamado Domingo de Ramos. Y Jesús del Prendimiento y la Virgen del Gran Perdón, fueron protagonistas absolutos a su paso por la Plaza del Obispo y en la subida a la calle Casapalma. Pero Málaga volvía a tener un anhelo. La cuesta ya estaba repleta de personas que esperaban vitorear al Señor y a su Madre. El beso de la espera tornó en el beso de un nuevo sueño cumplido al ver aparecer por esa esquina de la calle Carrión al Señor del Prendimiento.

Nuestro Padre Jesús del Prendimiento.

Con ‘Entrando en Jerusalén’, Nuestro Padre Jesús del Prendimiento enfiló la empinada subida, no podía ser de otra manera que con la marcha que da inicio al estallido de emociones de cada Semana Santa. Las velas rojas de los arbotantes ofrecían la luz perfecta para la escena, y la dulce melodía de ‘Esperanza en tu oración’ sirvió como banda sonora para que el Señor ascendiera despacio entre abrazos, aplausos y besos a escondidas para calmar todo un terremoto de sensaciones. No era momento aún para que las fuerzas flaquearan, y de nuevo sonó ‘La cruz de nuestra fe’ con fuerza. Una cruz que cargaría Jesús del Prendimiento con Pasión tras una noche en la que la oración fue unánime: “¡Viva el capuhinero!”. Cuarta marcha: ‘El nuevo mundo’. Nuevo mundo al que nos expusimos tras una pandemia que nos cambió, pero en Carrión todo fue como siempre y la vida dio un respiro, porque ante las cuestas más empinadas del día a día, siempre está Nuestro Padre Jesús del Prendimiento para empujar hacia arriba con nosotros. Apoteosis final con ‘Entregado por amor’. Con mucho amor, y mecidas muy cortas, el Señor completó la cuesta. Si la noche del Domingo de Ramos fuese un único instante, que el tiempo se detuviese en Carrión, donde las leyes del corazón desafían a la propia física y hasta vencen. Tal y como siempre vencen los besos dados con amor.

Y cómo impresiona ese gran navío, que es el trono de María Santísima de Gran Perdón, tras Él. ‘Siempre la Esperanza’ comenzó rotunda, porque nunca se perdió. El tocado plisado de la Virgen continuaba intacto desde primera hora de la tarde, enmarcado por una poderosa toca de sobremanto profusamente bordada. Aunque poco importaban todos estos elementos. Era el momento de la Virgen. El del esfuerzo por llegar a casa tras eternos agradecimientos, peticiones y besos que se escaparon por el firmamento malacitano mientras la mágica marcha ‘Mi Amargura’ acalló a toda una ciudad. ‘Caridad del Guadalquivir’ calmó esas ansias por continuar la subida, ahora solamente cabía la mecida, sin importar de nuevo la pendiente. Era la Virgen la que estaba subiendo al cielo. Y de forma gloriosa, con ‘Esperanza de Triana Coronada’ culminó una quimera que volvió a hacerse realidad. Porque el Señor del Prendimiento y la Virgen del Gran Perdón todo lo pueden.

María Santísima del Gran Perdón.

Algunos pudieron incluso hasta sentir una sensación extraña o de vacío al llegar y concluir la salida procesional. No sintieron lo que ellos querían sentir en ese día. Les pudo la responsabilidad, o tal vez las cargas emocionales, la Virgen no les transmitía lo que les debía transmitir. Pero la magia del Domingo de Ramos nunca engaña y es certera. Con el tiempo comprendieron que sí, que volvió a ser el día más esperado del año, que sus Sagrados Titulares estuvieron en la calle, pero que cada Semana Santa es distinta, porque nosotros también lo somos, y nuestras emociones cambian y evolucionan. Pero hay algo que siempre permanecerá, y es que habrá besos que nos devolverán a la vida y que nos trasladarán a un Domingo de Ramos en Capuchinos.

Fotografías: Noelia García.

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