Entrega I – Meditaciones sobre el Santo Vía Crucis

Se va acercando la Cuaresma y es habitual que durante esta época del año en los templos, especialmente los viernes, cómo se reducen las estaciones del santo Via Crucis, una antigua tradición que se ha mantenido hasta hoy.

En diversas entregas meditaremos las diferentes estaciones del viacrucis, en concreto las propuestas por Juan Pablo II, que tienen un carácter más ecuménico y que recoge exclusivamente pasajes aportados por los evangelios. Estas estaciones serán además las que veremos representadas el próximo sábado día 5 en el Vía Crucis extraordinario por el centenario de la Agrupación de Cofradías.

  • I Estación Jesús  en el Huerto de los Olivos

Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.   Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entraréis en tentación.   Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,   diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.  Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.   Y estado en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra (Lc 22, 39-44)

La primera estación del Vía Crucis nos presenta de una forma elocuente a Jesús como un hombre con miedo verdadero a morir. El pasaje de la agonía de Jesús en Getsemaní, está recogido en los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).

Sobre este pasaje se ha debatido mucho a lo largo de los siglos porque guarda una gran  importancia para comprender que Jesús, del mismo modo que en su persona cohabitan dos naturalezas (Humana y divina) unidas en la persona pero sin confusión, tenía a su vez dos voluntades, cada una de ellas ligada a una de las dos naturalezas, es decir una humana y otra divina.

Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto durante la Semana Santa de 2021

Esta cuestión quedó zanjada en el siglo VII durante el III concilio de Constantinopla, donde fue anatemizado el monotelismo, que afirmaba que Jesús solo poseía una única voluntad. El concilio se basó principalmente en lo expuesto por algunos padres apostólicos como por ejemplo lo dicho por San Atanasio al respecto de la agonía en Getsemaní.

Jesús manifiesta allí dos voluntades, la voluntad humana que es aquella de la carne y la voluntad divina que es de Dios; la voluntad humana pide, por la debilidad de la carne, el alejamiento del sufrimiento; sin embargo la voluntad divina está dispuesta

El concilio resolvió doctrinalmente que estas dos naturalezas no podían oponerse una a la otra, sino que ambas tienden a cooperar en pos de la voluntad de Dios. La agonía de Jesús en el huerto de los olivos nos refleja a Jesús como un hombre temeroso de la muerte, como podríamos estarlo cualquiera, el sudor de sangre que relata Lucas, es clínicamente posible. Se llama hematidrosis y ocurre en personas que están expuestas a una elevada tensión qué hace que se rompan los vasos capilares.

Lucas es el único evangelista qué relata este episodio, así como la presencia de un ángel confortándolo. La oración de Jesús en un momento de grave angustia, debe hacernos recordar que Jesús fue un hombre como nosotros, y que aunque fuera verdaderamente Dios, no dejo de ser un hombre con una voluntad humana incluir el temor al sufrimiento físico.

  • II Estación. Prendimiento de Jesús

 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.  Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ese es; prendedle.  Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.  Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.  Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?  ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?  En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.  Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron (Mt 26, 47-56)

Jesús vivió en cuestión de minutos como uno de sus doce discípulos, a los que ya llamaba amigos, le traicionaba, como otro de ellos, trató de defenderle de la forma equivocada, con violencia y como, al final, incluido éste lo dejan solo a merced de sus captores. Este pasaje respecto al arresto de Jesús nos enseña, en primer lugar  el valor de la lealtad, que tantas veces en muchas esferas de la vida puede destruirse al cambio de dinero o poder.

Nuestro Padre Jesús del Prendimiento en la Semana Santa de 2021

Nos enseña también a no legitimar la violencia aunque la causa a defender sea noble. Jesús nos dice, que el destino del que a hierro mata es a hierro morir. Aunque el evangelista Mateo no la menciona, en los demás se hace referencia a la curación qué hace Jesús del soldado herido. Aquí Jesús práctica aquello que dijera en el sermón de la montaña, “Amad a vuestros enemigos”.

Por último, la cobardía hace que dejemos de lado a personas que han caído en desgracia, o que ya no son populares, cuando los estoy por los de Jesús huyen dejándolo abandonado, podemos felicitar cuántas veces damos la espalda a personas que necesitan que les demos la mano estemos con ellas en situaciones complicadas.

En otro orden de cosas, el Evangelio de Mateo es un evangelio escrito para la comunidad judía, es por ello que el evangelista recalca que “todo esto debe ocurrir” para que se cumplan las escrituras, es decir lo que hoy llamaríamos Antiguo Testamento.

La finalidad de los redactores del Evangelio de Mateo, era que vieran en Jesús al Mesías prometido por las escrituras, por ello en este evangelio es muy común citar al Antiguo Testamento para corroborar y demostrar qué cuánto le sucede a Jesús ya estaba predicho en la escritura.

  • III Jesús ante el Sanedrín

Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban.  Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.  Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:  Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.l Pero ni aun así concordaban en el testimonio.  Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?  Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?  Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos. Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte (Mc 14, 55-64)

Las autoridades judías comprenden el peligro que supone Jesús, cuando alcanzan a comprender que él no se tiene a sí mismo por un Mesías más, sino que se revindica con una relación, podríamos decir más estrecha con Dios.

Cuándo Caifás, sumo sacerdote y miembro del partido religioso de los saduceos (aristocracia religiosa) oye de palabras de Jesús proclamarse Hijo de Dios, sentado a la diestra del Padre y  proclamarse Hijo del hombre, al igual que en la profecía de Daniel, lo  considera una blasfemia absoluta, porque no entraba dentro de los parámetros doctrinales del judaísmo que Dios pudiera tener un Hijo en la forma expresada por Jesús.

Nuestro Padre Jesús de la Verdad ante Caifás tras su restauración.

La relación entre Jesús y el Dios Padre ha sido también discutida en el primitivo cristianismo. El texto evangélico pareció no ser lo suficientemente explícito respecto a la divinidad o no de Jesús. Nadie dudaba de la filiación divina de Jesús, ya que como hemos leído esta confesión salió de sus labios. Otra cosa era si esta filiación podía considerarse adoptiva (por ejemplo a partir del bautismo en el Jordán) o asumir literalmente el prólogo de San Juan que viene a decirnos que  “La palabra se hizo carne y la palabra era Dios”. Esto es: la palabra, Dios Hijo, se hizo carne, Jesús,  ergo en Jesús cohabitarían dos naturalezas la divina, y la de la carne, la humana.

Al margen de las cuestiones teológicas, mucho se ha hablado sobre la legalidad o no de este primer juicio de Jesús. Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre si este Sanedrín funcionó de forma ordinaria, o se reunió ad hoc con nocturnidad y prontitud para realizar un juicio sumarísimo contra Jesús y eliminarlo lo antes posible.

 

Fotografía de portada: Pintura de uno de los estandartes del Sepulcro

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