[Crónica Musical]: «Reina de los Cielos»

Me levanté esta mañana por los inconfundibles sonidos de campanas.  El azahar se apoderaba de todo, la alegría y el gentío predominaban en el ambiente. Los pájaros cantaban, la suave brisa parecía entonar dulces melodías en este día especial. Es Domingo de Resurrección, domingo de celebración pues Jesús está vivo y nos guía en nuestro caminar.

Este día siempre me deja sensaciones encontradas, sensaciones que son difíciles de explicar pero que van pasando por mi haciendo que las vaya sintiendo de manera alterna. Es domingo, y hace una semana veía a Jesús entrar en Jerusalén para más tarde verlo morir y hoy, ante las puertas de la Iglesia de San Julián, veré su triunfo sobre la cruz.

El Domingo de Resurrección en Málaga es silencio. Voy andando por la calle, no se escucha apenas un ruido que permita distraerme. Intuyo que la gente está en sus casas, que descansan después del frenético ritmo de toda la semana, pero, igualmente, me gustaría recordar que Jesús ha resucitado y que sin este gesto nada de lo vivido con anterioridad cobraría sentido pleno.

Camino, bien temprano, en soledad. Son apenas las nueve y media de la mañana y ya voy rumbo a la Iglesia de San Julián, a coger mi sitio en la puerta del templo para ver al Santísimo Cristo Resucitado y a María Santísima Reina de los Cielos.  Durante mi trayecto y estando sumergido en el silencio, reflexiono acerca de muchas cosas, superfluas y esenciales, pero aspectos que cobran gran peso para mí.

Cuando dan las diez de la mañana unos golpes en la puerta del templo alertan de la salida. Es bien temprano y como decía, hace exactamente una semana estaba en Calle Parras esperando al Señor de la Pollinica lo cual me hace valorar la fugacidad del tiempo. Suenan Cornetas y Tambores, las de Bomberos, Madre y Maestra, y comienza a discurrir un largo cortejo donde se simultanean nazarenos de la propia Agrupación de Cofradías y la amalgama de colores que ofrecen las distintas representaciones de las Cofradías y Hermandades de nuestra Semana Santa, aspecto simbólico a la par que necesario.

No deberé esperar mucho, lo cierto es que el desfile procesional del Domingo de Resurrección suele ser de paso breve y este año no iba a ser menos. Mientras los nazarenos ya enfilan calle Nosquera, el nuevo y dorado trono del Santísimo Cristo Resucitado asoma en la puerta. Suena la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Carmen, que cierra hoy su semana tras multitud de acompañamientos musicales en nuestra ciudad.

Veo la talla del Santísimo Cristo ante los rayos del sol, lo cual me deslumbra. Su portentoso conjunto escoltado por faroles sirve de altar callejero al Señor Resucitado. Su recorrido se dirige hacia la Plaza de la Constitución, donde deberá realizar su paso por la Tribuna Oficial, cerrando así nuestra Semana Santa de manera definitiva.

Santísimo Cristo Resucitado. Año 2019.

Aún recuerdo aquellos años en que el Señor caminaba por Carretería, en que se despedía de la Tribuna de los Pobres hasta el siguiente año y donde el graderío, muy a mi pesar, se encontraba vacío. El nuevo recorrido oficial nos lleva por nuevos enclaves, más recogidos y que permiten menor volumen de público, ajustándose así a la realidad existente.

En una jornada espléndida como la de hoy debieran sonar marchas gloriosas, marchas en forma de aleluyas. Sones de «¡Ha resucitado!» (2015) de Miguel Ángel Gálvez o «Santísimo Cristo Resucitado« (2013) de Antonio Jurado para el discurrir del Señor. No será el caso y hoy Málaga se deleitará con sones clásicos de cornetas y tambores que nos recuerdan al origen del género y dan sentido a la música procesional.

Me mantengo a las puertas del templo, aguardando la salida de la Reina de los Cielos. ¡Qué encanto tiene verla salir desde el interior de un templo! Para mí, sin duda, algo digno de ver, apreciar y valorar. La virgen luce un manto blanco que aporta brillo y claridad, su palio permite que la luz se adentre y se refleje en su rostro. La candelería del trono, los arbotantes y sus velas cobijadas por tulipas hoy no serán necesarias para alumbrar pues la luz de la mañana será más que suficiente en tan mágica jornada.

Suena la Banda de Música Nuestra Señora de la Paz, gran referente musical en nuestra ciudad como también en toda Andalucía. Interpreta la marcha “Reina de los Cielos” (1995) de Ginés Sánchez seguido del “Himno Nacional” y es entonces cuando la Virgen, esta vez sin lágrimas en su rostro, acompaña a su hijo en tan importante celebración.

Es Domingo de Resurrección, los visitantes a nuestra ciudad no dan crédito pues, en la tranquilidad de una soleada mañana de domingo, largas filas nazarenas y acompañamientos musicales contundentes resuenan con fuerza por las calles. Perdone, ¿qué está ocurriendo? Es fácil, mujer, Jesús ha resucitado y Málaga lo celebra acompañándolo en su Gloriosa y Triunfal procesión, rezando tras sus pasos y los de su bendita madre, María Santísima Reina de los Cielos. Sígame y no pierda detalle.

María Santísima Reina de los Cielos. Año 2016.

El cortejo ocupa gran parte del Recorrido Oficial. Aún se ven a cámaras, técnicos, comentaristas que disfrutan de su trabajo y siguen retransmitiendo a tiempo real nuestra Semana Santa. Hoy es su último día, al igual que el mío, y la nostalgia se percibe. Yo tengo la suerte de estar aquí, a pie de calle, disfrutando de los cortejos, pero, por supuesto, la gran labor que desempeñan estos medios para todos los que no pueden hacerlo es digna de alabar e, indudablemente, forman parte esencial de nuestra Semana Santa.

Cae el medio día, son más de la una cuando, tras realizar su paso por Recorrido Oficial el Señor Resucitado se dirige a Plaza del Siglo. Emprende ahora su regreso, tras su paso por Recorrido Oficial y, por supuesto, sigo sus pasos marcha tras marcha, regocijándome en estos momentos intensos y especiales que se viven hoy en nuestra ciudad. Tras él, una multitud de capirotes de colores anteceden a la Virgen, a la Reina de los Cielos.

Tarde o temprano llegaría. Nunca es agradable este momento y es que, pese a celebrar la Gloriosa Resurrección de Jesucristo, una sensación de ausencia y vacío perdurará en nosotros en el tiempo hasta que, si Dios quiere, volvamos a encontrarnos por las calles de la ciudad el próximo año 2021. No obstante, el año tiene 365 días y durante todos ellos acudiré a los distintos templos a rezar, confesar mis pecados y alabar al Señor y su Bendita Madre porque, Semana Santa no hay más que una, pero la devoción, fe y rezos deben ser palpables a lo largo de todo el año y desde cualquier rincón.

Se pone el broche final a nuestra semana. Suena el último redoble de tambor, últimos toques de campana y se cierran las puertas del templo, templo que cuando vuelva a abrir acogerá a los titulares en sus retablos y nos ofrecerán otras estampas de recogimiento y oración. Málaga y su Semana Santa, así ha sido, así la he vivido, y así se la he contado.

 

 

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