[Crónica Musical]: «Un refugio bajo tu manto»

Jueves Santo. No se trata de un día cualquiera pues, para mí, se inicia una lucha de mezcladas y marcadas sensaciones que confluyen en un mismo punto. El cansancio empieza a notarse en mi cuerpo, pero, indudablemente, es algo que no importa, hoy es Jueves Santo y viviré una jornada plena de contrastes donde María llorará desconsolada a los pies de la Cruz mientras un Nazareno bendice la ciudad, colmándola de Esperanza.

Nunca un jueves fue tan bonito y es que, permítanme que les diga, para mi es día de caminar tras el Señor de Carretería y su bendita madre del Traspaso y Soledad. Es Jueves Santo y Málaga entera lo sabe. Jueves Santo de contrastes, día de experiencias para los oídos, la vista y el olfato, día para vivir y dejarse llevar con lo que se siente.

Rebosa de gente la plaza ante la que crece la bendita Parroquia de San Felipe Neri. En su interior, una dolorosa llora desconsolada ante la Santa Cruz. En su capilla queda el crucificado de la Victoria, que esperará a que su madre regrese a casa. Es entonces cuando se abren las puertas del templo y comienza a sonar la Banda de Música Maestro Eloy García de la Expiración. El Jueves Santo ha comenzado y lo hace acompañado por tambor ronco y con el negro predominante por las calles del Molinillo.

La solemnidad se apodera del entorno. La caoba del trono, rematado por faroles plateados, me atrapan en un sobrio recogimiento. La dolorosa, brazo extendido, nos invita a orar junto a ella. Bajo su Amparo y Misericordia” (2013), como rezan las notas de José María Muñoz Cabrera, nos resguardamos todos los presentes. Es Jueves Santo en mi ciudad y María llora desconsolada en sumo recogimiento y solemnidad. No tengo palabras.

Recorro distintas callejuelas de la ciudad que me llevan hasta Cisneros. Allí, en contraste con lo vivido, Jesús celebra el “Sacramento de nuestra Fe” (2012) y nos colma con su presencia. Un inmenso retablo callejero acoge a los doce apósteles y al Santísimo Cristo de la Sagrada Cena. Pareciera que la escena cobra vida, pareciera que todos los allí presentes nos encontramos celebrando esa ‘última cena’ junto a Jesús. El trono anda con un paso muy dulce, mecida lenta y curva perfecta. Es entonces cuando, sin esperarlo, ese enorme conjunto procesional inicia a andar, acompasando la marcha escrita por Felipe Cañizares Navarro. No puedo describir lo que siento, pues las lágrimas se me saltan y la piel se me eriza. Es Jueves Santo y un año más, la Sagrada Cena da testimonio de ello.

Jesús no camina solo, María Santísima de la Paz va tras él. Las puertas de la céntrica Casa Hermandad permiten ver salir a la Virgen, cuyo rostro nos transmite serenidad. Su inmenso trono con peculiar cajillo, se mecen a los sones de “Danos tu Paz” (2014), de José Luis Pérez Zambrana. A las puertas de una pletórica plaza, el tintineo del palio nos eleva a los presentes. La alegría nos inunda, Jesús celebra su última cena mientras María nos colma de Paz. Avanza madre, no detengas tu camino, te acompañamos.

Santísimo Cristo de la Sagrada Cena. Año 2019.

Bendita luz, bendita claridad de una soleada tarde de Jueves Santo. Se aleja el palio, y es entonces cuando un Nazareno alzado sobre trono de carrete, se aproxima a la Tribuna de los Pobres. El Jueves Santo malagueño es un infinito transitar de cortejos procesionales y Sagrados Titulares por los alrededores del centro histórico, no dejando oportunidad a perder un mínimo detalle, y así está ocurriendo en este preciso momento.

Ya llega el “Señor de Carretería” (2009) de Salvador Quero Morales. Abandona su bendita calle para recorrer el centro histórico y cumplir con su Estación de Penitencia. Suenan tras él sones de una Agrupación Musical, su Agrupación Musical, la cual reza cada Jueves Santo melodías que salen del mismísimo corazón y que no pueden ni deben faltar tras el Señor. Es Jueves Santo y, un año más, el Nazareno no falta a su cita.

Tras la solemnidad y recogimiento, y tras pasar a un momento litúrgico de cadencia alegre, un nuevo contrapunto se presenta. El Nazareno de Viñeros camina lentamente, el repertorio interpretado es especial y la estampa que allí se vive es de digna de admiración. Luce de liso, portando la llave del sagrario en su mano mientras carga con su inmensa cruz. Sus cirineos, esos músicos, hacen su camino más llevadero. Hoy, Padre, me encomiendo a ti, rezo y pido por los míos. Es jueves, y los jueves son siempre contigo.

Tras él, su bendita madre ante un pletórico cielo de Málaga. Su rostro, al descubierto, y la candelería encendida que, aun siendo de día, reflejan en su dulce mirada. La “Soledad Dominica” (2007), como reza la marcha de Francisco Cano, avanza tras él. Comienza a caer la tarde, y esa dolorosa sin palio, alzada sobre peana dorada, ya avanza ante la plena Tribuna de los Pobres. Quién no sepa valorar lo que tiene ante sus ojos, estará perdiendo parte de la esencia de nuestro Jueves Santo, pues sí, el Jueves Santo arrasa con todo a su paso y nos transporta de un lugar a otro para vivir sensaciones opuestas.

Me desplazo a la Parroquia de San Juan donde tanto el Domingo de Ramos como el Miércoles Santo he vivido momentos especiales. Hoy, Jueves Santo, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz abandona su retablo y acude al encuentro de sus devotos. Abandona también la madrugá, algo que tantas sensaciones me regalaba si bien, con la caída de la tarde, la espectacularidad del contraste que ofrece este cortejo es admirable.

Suenan los acordes de “Vera Cruz de Madrugá” (1995), marcha de Miguel Pérez Díaz y es que, tras caminar acompañado por Capilla Musical, las Cofradías Fusionadas apostaron por recurrir al acompañamiento musical de Banda de Música. Independientemente de este factor, el discurrir del cortejo nos transporta a vivir la Pasión de Cristo en sumo silencio. Es Jueves Santo y, como bien les advertí, los contrastes se apoderan de nosotros.

¡Ya suenan tambores desde el corazón de una Calle Mármoles que, hoy más que nunca, le reza a la Rosa del Jueves Santo! La cruz guía de Zamarrilla ya está en la calle. La puerta, con la rosa en su fachada, y la ermita a su derecha, dejan un marco incomparable. Los nazarenos, luciendo en plata en su capirote el puñal que atraviesa la rosa, anteceden al Santísimo Cristo de los Milagros. El portentoso trono sobre el que se alza el Crucificado de Palma Burgos se adentra en la Calle Mármoles. Comienza a caer la noche en el momento en que ocurre “Un Milagro entre dos barrios” (2008) a los sones de la marcha de Fernando Jiménez Cañestro. Es Jueves Santo, y ya procesiona los Milagros.

Imposible imaginarse la inmensa columna de humo que asciende ante el titular. Esa columna que, con la caída de la noche y los últimos rayos de sol, nos transportan al mismísimo cielo. Se aleja la silueta del Señor Crucificado, llegan nazarenos que portan la rosa dorada en su pecho. Capirotes ante mi vista, abriendo un pasillo a la que es y será la más bella flor del Jueves Santo, María Santísima de la Amargura Coronada.

Los portadores y todos los presentes entonamos entonces la bendita letra a la “Rosa del Jueves Santo” (2012), como describen los acordes de José Antonio Molero. “Amargura, tu oración es mi canto, madre nuestra, con fervor al verte pasar, Málaga te acompaña en tu andar”. Brotan de mis ojos lágrimas de emoción. Es Jueves Santo y un año más no falto a mi promesa de acompañarte. La dolorosa continúa su caminar, abandona su ermita por unas horas, esa ermita en la que todos nos hemos arrodillado alguna vez para contemplar su belleza, esa ermita que fue testigo de un milagro. Es Jueves Santo.

Es ahora donde ‘El Chiquito Perchelero’ abandona el corazón de su barrio. ¡Bendito seas, Señor, pues tu esfuerzo llevando esa cruz a cuestas nos conmueve! Es “En tu cruz, divina Misericordia” (2013) donde todos nosotros nos sentimos a salvo. Luce el señor radiante, abandonando su Casa Hermandad ante la Parroquia del Carmen, la cual cobra una simbología especial para el que aquí escribe. Se viven momentos especiales, y el señor desaparece a sones de Sergio Pastor González. Sea ahora, o en su regreso al barrio, ver al Señor de la Misericordia en su trono es una delicia para los sentidos.

Mucha atención, mucha delicadeza. Llega la Reina de Plata, Nuestra Señora del Gran Poder, imagen que protagonizase este año el IV Cartel Palio de Plata. No importa cuando la veas, si en la intimidad de la capilla o en la mencionada foto del cartel, si en su trono procesional o en su culto cuaresmal, lo realmente importante es admirar la belleza que tiene la Virgen del Gran Poder, Reina vestida de plata por amor de todos sus fieles.

“Nuestra Señora del Gran Poder” (1997), marcha de Felipe Haro Moreno, resuena ante la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. La Virgen del Gran Poder brilla, radiante, ante un nuevo Jueves Santo. “María, déjame que te ayude”, yo te acompaño.

Nuestro Padre Jesús de la Misericordia. Año 2018.

En mi camino de regreso al centro, un gran revuelo invade el Puente de la Esperanza. ¿Qué está ocurriendo? – Es Jueves Santo, y Málaga lo sabe. Resuenan tambores y una marea verde lo inunda todo. El Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de la Congregación de Mena, ya se encuentra en la calle acompañado por la Legión.

Todos los allí presentes, locales y foráneos, se quedan admirados ante el cortejo procesional. Mi mirada, como no podía ser de otra forma, se dirige al Santísimo Cristo crucificado, quien, ante la atenta mirada de María Magdalena, muere en la cruz. Un sinfín de sonidos se mezclan en estos momentos, viendo pasar al Señor de la Buena Muerte y, tras él, a la Virgen de la Soledad de Mena con su bello rostro. No olviden, señores, que la presencia de la talla del crucificado es la que nos refuerza y que, ante todo, prima la presencia de los Sagrados Titulares. Es Jueves Santo, y Málaga reza a su Buena Muerte.

Ver pasar a la Virgen de la Soledad de Mena es para mí sinónimo de escuchar “Frente a ti” (2016) del Maestro Eloy García y, en estos momentos y en el Puente de la Esperanza, como si de arte de magia se tratase, comienzan a sonar los acordes por la Banda de Música de Mena, de la propia corporación, cuyos músicos rezan tras su titular con la mayor de las devociones y, como no, cumpliendo su promesa.

Llega el cierre a la jornada del Jueves Santo, es el momento de que Jesús Nazareno del Paso y su bendita madre de la Esperanza recorran las calles de Málaga e iluminen la noche del Jueves Santo como solo ellos pueden hacer. Esa inmensa Basílica, al igual que su Casa Hermandad, permite que salgan ambos titulares a sones de Banda de Música.

“Dulce Nombre de Jesús” (1997) de Carlos Rodríguez para el Señor y, para su bendita Madre, “La Esperanza de Málaga” (2019) de Abel Moreno. Se completa el día, se cierra la jornada en este preciso momento en que el Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza Coronada ya cruzan el Puente de la Aurora buscando repartir su bendición por todas las calles malagueñas. Se inicia una salida procesional que acabará a altas horas de la mañana en un momento especial en el que, por supuesto, estaré y les invito a vivir.

En esta jornada de Jueves Santo, quiero realizar especial mención a todos y cada uno de los músicos de nuestra ciudad. Hoy, Jueves Santo, Málaga daba claro testimonio del importante patrimonio que suponen, de la vinculación existente entre las distintas corporaciones, más aún cuando las bandas son de las propias Hermandades y Cofradías como ha sido el caso de Viñeros, Zamarrilla, Mena y Esperanza. Esos músicos, aquellos que realizan estación de penitencia tras sus titulares, son un pilar esencial de nuestra Semana Santa y, por tanto, responsables de transportarnos a todos los que acompañamos y oramos junto a los titulares a la Pasión de Cristo y el llanto de su madre. Mañana será Viernes Santo, y el silencio se apoderará de todo…

 

 

 

 

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