El Rescate que alivia nuestras Penas y Agonía en el Martes Santo
Málaga prescinde en esta jornada del color, de la alegría de sus barrios y de un exquisito manto de flores paseando por sus calles. Pero la Señora, Rocío del cielo, protege con ímpetu a su ciudad con su mantilla blanca, siguiendo los Pasos de Jesús en el Monte Calvario desde San Lázaro.
Nazareno victoriano, tus elegantes Pasos en el Monte Calvario malacitano no se producirán este año. Pero jamás nos dejaremos caer por el peso de nuestra cruz. Virgen del Rocío, tus hermanos no podrán elevarte a la mismísima gloria a pulso en una repleta Tribuna de los Pobres por testigo. Pero es Martes Santo, y el Rocío es mucho más que eso. Rocío es el azahar que florece cada primavera. Rocío es el sentir de una ciudad que te proclama como su Novia perpetua Coronada. Rocío es el blanco pureza. Rocío es la ‘Puerta del Cielo’. Rocío, eres Tú, Madre y soberana.
Este Martes Santo, la Virgen de las Penas llora en su profunda Agonía. El Oratorio será el refugio para una corporación que no podrá presentar su tradicional manto de flores. Siempre igual, siempre diferente. Esa fragancia primaveral no mitigará las Penas de la Virgen por Arco de la Cabeza. Clasicismo, sobriedad y elegancia. En la calle Pozos Dulces no se congregarán los fieles del Santísimo Cristo de la Agonía entonando un sentido ‘Padre Nuestro’, o tal vez si, desde ese rincón de casa tan especial e íntimo, mirándote a esos ojos con fuerza. Sentimiento y oración.
No existe aliento suficiente para los vecinos de ese barrio que cada año obra el milagro y derrocha Perdón y Nueva Esperanza por toda Málaga desde el Camino de los Castillejos, su particular ‘Camino del Perdón’. Cuánto añorarán esos tres toques de campana para rematar con el golpe definitivo y subir lentamente al cielo al Nazareno del Perdón, como solo estos hermanos saben hacer, y de qué manera. María Santísima de Nueva Esperanza recogerá en su pañuelo todas las oraciones de sus devotos. Siempre encontraremos los motivos para perdonar y aferrarnos a una Nueva Esperanza con ilusión, incluso en medio de la tempestad epidémica.
En el firmamento perchelero algo resplandece, es esa primera Estrella que alumbra la noche del Martes Santo. Con suma delicadeza se paseará por el cielo de Málaga, como debiera hacerlo la Madre de Nuestro Padre Jesús de la Humillación y Perdón despojado de sus vestiduras por el Llano de Doña Trinidad. Las malagueñas no sonarán para acompañar a ese Señor de tez morena. Con el paso de las horas, esa Estrella se rodeará en ese reino celestial de más cuerpos celestes que brillarán. Son ellos, los que nos cuidan y nos protegen, en la noche del Martes Santo están con Ella, y con nosotros, indicándonos esa luz al final del túnel.
Los nazarenos con túnica morada de Sentencia y azul de Rosario no rodearán de forma magistral la Plaza de la Merced con ese encanto tan especial que les caracteriza en el crepúsculo del Martes Santo. Ese Rosario de infinitas cuentas estará hoy en las manos de todos los malagueños imaginando vuestros divinos rostros, culminando en esa cruz que marcará la Sentencia final de una etapa que nos hará más fuertes. Es Martes Santo, todo es posible.
Pero los latidos del corazón del que les escribe palpitan ‘Al compás de calle Agua’. Es en esta bendita tarde, en la que el Señor, en actitud serena pasea desde un hermoso rincón del barrio de la Victoria. Es en esta bendita tarde, en la que un arco iris de colores rojo, amarillo, negro, morado y gris muestran su propio sentir.
Los victorianos no escucharán esas órdenes precisas de los capataces motivados por un mismo sentimiento. ‘No hay prisa, la mecida muy corta, que llevamos sobre nuestros hombros a Jesús del Rescate’. Suena ‘Tú eres la vida’, suave melodía que tiene hermoso hasta su propio título. ‘La cabeza medio pasito a la derecha, sin botar’, para que así las ramas del olivo acaricien con delicadeza la dichosa espalda del Señor.
Nervios, las pulsaciones se aceleran, Jesús del Rescate se detiene antes de comenzar la subida de la calle Casapalma. Miradas cómplices entre los compañeros de varal. Es el momento, el ‘Getsemaní victoriano’ se hace más presente que nunca en unos minutos en los que los ojos se empañan por unas inexplicables lágrimas de emoción. Hoy es Martes Santo y ‘Es condenado el hijo de Dios’, ese Señor que hoy mira a la calle Victoria desde su capilla. Rescate, cuánto te dicen esos hermanos en la mágica tarde noche del Martes Santo. Cuántos secretos guardas en esos nudos que atan tus manos. Qué tendrás Rescate, que tanto acoges y reconfortas. Jesús, rescátanos, hoy y siempre.
Y tras Él, la seguidora más fiel. María, llena eres de Gracia. Esa Virgen que nunca nos mira, pero que tantas emociones transmite. Su excelente trono de estilo gótico no te custodiará en tu día. ‘En tu mirada, Virgen de Gracia’ se esconde la verdad, la ternura inconmensurable de una madre. Señora, hoy es Martes Santo, las rosas aún conservan los pétalos que iban a recubrir tu techo de palio. Que tu manto de escudo trinitario nos guarde de todo mal.
Martes Santo en Málaga. No, no tendremos procesiones por las calles. Pero el Rocío de una nueva mañana nos debe hacer creer en una Nueva Esperanza. Confianza ciega, Él nos rescatará, hoy y siempre que lo necesitemos, su bondad no conoce límites.