Luces, Navidad y la O
La Sagrada Titular Mariana de la Cofradía de la Columna repartió Esperanza por las calles del centro con motivo de su 50 aniversario en un histórico 18 de diciembre
Podrá llegar una pandemia a nuestras vidas. Podrá tambalearse toda nuestra estabilidad desde sus propios cimientos. Incluso podrá inundarnos la tristeza y la pesadumbre en ocasiones. Pero hay una fuente de energía casi mágica que siempre nos mantendrá en pie, es una luz que en Málaga brilla en color verde y deja un suave aroma a romero tras de sí. Esperanza que reinó en un vibrante 18 de diciembre, vivido con sumo recogimiento en los templos malacitanos y con algarabía calé por sus calles.
Ese verde Esperanza se fundió con el blanco del cielo, que no quiso mostrar su amplia paleta de colores para no restar ni un ápice de protagonismo a una Madre Gitana que comenzaba a mecerse en el interior de su casa hermandad a los sones del ‘Himno de Andalucía’, minutos después de las 11:00 de la mañana. María Santísima de la O lo hizo, a pesar de las adversidades, de las restricciones y del tiempo transcurrido. Málaga fue testigo de un aniversario que se celebró por las calles con suma elegancia, cariño y hermandad.
‘La Estrella sublime’, interpretada por la Banda de Música de Zamarrilla, sirvió para que María de la O recorriese los primeros metros entre aplausos y vítores. “¡Ole la Gitana más guapa!”, clamaban desde los balcones de la calle Frailes a su paso. La emoción se desbordó entre los asistentes, un público contenido pero muy emocionado ante la Santísima Virgen. No fue para menos.
Pero ¡Oh, María! Cuando sonaron los compases de ‘Señora de la dulce espera’, de Juan Carlos Sempere Bomboi, no cabía más dulzura en tu caminar. El palio se movía al unísono, las bambalinas aún no se alborotaban, pero la perfección más absoluta se concentró en esos minutos en tu mirada. Unos ojos temperamentales que desprendieron vida a todos los que te precedían y derramaron la cera de sus cirios mientras creían estar soñando por los alrededores del Teatro Cervantes.
Las calles se abrían a su paso valiente, porque avanzaba como una auténtica «Leona», tal y como se refirieron a Ella sus portadores, que lucieron una faraona blanca y túnica roja conmemorativa por dicha efeméride. La Virgen continuó su bajada por la calle Cárcer, punto del recorrido en el que los alzacables tuvieron que levantar las luces de Navidad para que el trono pudiera continuar su discurrir.
Ya en Álamos se interpretó otro estreno musical, ‘La Madre de Dios’, compuesta por Francisco Jesús Flores Matute. De nuevo, la delicadeza alcanzó su máxima expresión durante los toques de palillera y las notas bajas, interpretadas a la perfección por la formación musical.
El exorno floral, compuesto por rosas vendela, ornithogalum, cymbidium, astromelias, longiflorum, gladiolos, espuela, alelíes y lilium oriental blanco, lució en todo su esplendor durante la bajada de Carretería y Tejón y Rodríguez, cuando el sol pretendía colarse, aún de forma tímida, en la tez morena de la Virgen de la O. La primavera brotaba de las esquinas del trono en pleno diciembre. Málaga y su magia. La Santísima Virgen portó por vez primera en procesión una nueva corona, diseñada y ejecutada en plata de ley, dorada y policromada por los talleres de Ramón León. En la presea se reflejan las siete Antífonas de la O en forma de leyendas. De igual forma, estrenó una saya diseñada por Eloy Téllez. La pieza entremezcla el ornamento vegetal con roscos, jarrones y roleos por toda la prenda.
Centro de devoción popular
Sones cargados de Esperanza acompañaron por este tramo del recorrido a María Santísima de la O, destacando la interpretación de ‘Triana de Esperanza’ en la doble curva de las calles Calderería y Granada. En ese punto llovieron aleluyas con oraciones y rezos dedicados a la Virgen. Pero cuando la Señora bajo palio llegó a este enclave, el cielo quebró, y los pétalos rojos, blancos y amarillos revolotearon hasta posarse en su cimbreante techo de palio, en su manto rojo bordado, o sobre los emocionados presentes a sus plantas.
Para acceder a la Plaza de la Constitución, la Virgen volvió a bajar unos metros para superar el adorno navideño que decoraba la esquina colindante con la calle Granada. El bosque de Larios brilló aun estando apagadas sus bombillas, María de la O se encargó de aportar su particular resplandor. Y es que, Madre, hasta las luces quisieron dibujar tu nombre en el firmamento malagueño.
Martínez y Puerta del Mar sirvieron como broche de oro a los portadores del primer turno, que se afanaron en poder pasar por estas calles con un alumbrado bastante más bajo en altura. La Navidad quiso abrir paso a la Virgen de la expectación, aquella que anuncia una buena nueva, pero que derrama amargas lágrimas al seguir a su bendito Hijo atado a la Columna.
La alegría de las composiciones musicales ‘Reina de Triana’, ‘Coronación’ o ‘Puerta del cielo’, elevaron a la gloria a la Virgen de la O por el entorno de la Plaza de Félix Sáenz, el Mercado de Atarazanas, y la Plaza Enrique García Herrera, conocida popularmente como la Plaza de Camas.
Fue entonces cuando, desde las fronteras de los barrios del Perchel y la Trinidad, pudieron vislumbrar desde el otro lado de sus puentes a una Virgen de la O que caminaba valiente por el Pasillo de Santa Isabel para encarar la Avenida de la Rosaleda. ‘Al Cristo de los Gitanos’ se fusionó con la melodía que iban desperdigando grácilmente sus bambalinas.
Roneo por las callejuelas
La calle Don Rodrigo aguardaba, y La O se recreó ralentizando su paso y mostrando una gran compenetración entre los portadores y los músicos de la Banda de Música de Zamarrilla. ‘Encarnación Coronada’ sonó para que la Virgen pudiera entrar en la calle Álvarez en una compleja maniobra que se realizó a la perfección.
Y en San Francisco, las puertas de la Capilla volvieron a abrirse una vez más en este 2021. María Santísima de la Paloma presidía el altar de su sede, portando el manto de camarín ejecutado por Samuel Cervantes, para recibir a la Virgen de la O. La Banda de Cornetas y Tambores de Gitanos se incorporó al cortejo en este punto, demostrando un excelente nivel en el camino de regreso. No obstante, los sonidos de ambas formaciones musicales se solaparon en ocasiones, debido al reducido espacio que ocupaba el cortejo, que se mantuvo perfectamente formado durante toda la procesión, contando con una representación de la Hermandad Sacramental de Viñeros.
Como no podía ser de otra manera, con ‘Malagueña Virgen de la Paloma’, María Santísima de la O se adentró por completo en la Capilla de San Francisco para proceder al rezo de las Antífonas ante los Sagrados Titulares de la Hermandad de la Paloma. Un encuentro especial e inusual entre dos formas de entender a la Virgen María. O y Paloma frente por frente. Por unos instantes, los ojos verdes se reflejaron en otros oscuros, y las plegarias y agradecimientos volaron desde el corazón de cientos de personas hasta el mismísimo puñal que portó con garbo María de la O.
Subida a la Cruz Verde
Tras el paso por Nosquera y Comedias, la Virgen Gitana volvió a discurrir por segunda vez por Méndez Núñez. En esta ocasión, se interpretó ‘Passio Granatensis’. La oscuridad ya caía, fue cuando las velas de la candelería desplegaron todo un ascua de luz sobre el trono. Casapalma volvió a servir de frontera entre el centro y el barrio, la Virgen cruzó esa línea imaginaria que separaba el gentío que buscaba otra clase de espectáculo (más propio de la época) de esos fieles devotos que sienten a María de la O como el refugio y la llama que siempre arderá por ellos.
La música dedicada a la devoción esperancista por excelencia del barrio de Triana se tocó una vez más tras la Gitana. Porque las marchas sí que no entienden de fronteras, de ciudades, de tronos o pasos. Son oraciones que toman forma en los pentagramas y que los músicos desgranan a compás con suma profesionalidad, cariño y devoción. ‘Mi Amargura’ silenció a los presentes, y de nuevo, el alzacables se afanó para levantar esas nubes y estrellas que se encendieron justo al pasar María de la O bajo las mismas.
La Virgen ya estaba muy cerca de casa, pero aún quedaban momentos de intensa emoción. La Banda de Cornetas y Tambores de Gitanos se ubicó en la calle Hinestrosa para esperar a María Santísima de la O, que caminaba gloriosa por Madre de Dios. Ocurrió, la Virgen se meció con pasos firmes hacia delante y hacia atrás, ‘La Malagueña’ retumbó hasta la misma Alcazaba y el público exclamó: ¡Oh! Y es que, para bien o para mal, la interpretación de esta pieza musical tras los Sagrados Titulares de la ciudad no deja indiferente a nadie. En cualquier caso, otra forma de rezar a la Santísima Virgen por parte de los que abrieron su cortejo en los últimos metros.
A las 19:30 horas llegó la cruz guía a las puertas de la casa hermandad en calle Frailes. Todo comenzaba a terminar, mientras María de la O apareció soberana. Volvió a cantarse la Salve con la marcha ‘Encarnación Coronada’. La Banda de Música de Zamarrilla preparó las últimas marchas de una cruceta interpretada de forma más que notable, y es que es de admirar el nivel de la formación musical tras estos duros años de pandemia. No obstante, se echó en falta la dulce melodía de la marcha ‘Saeta malagueña a María Santísima de la O’, a pesar de que se repitieron numerosas composiciones musicales de menor calidad y que no estaban dedicadas propiamente a la Dolorosa.
Las luces de Navidad quedaron atrás en el recorrido, pero el cante permaneció siempre cerca de la Virgen de la O. Desde el balcón de la casa hermandad, una voz varonil, fuerte y flamenca comenzó a cantar el villancico ‘Los campanilleros’. Ese cante, apenas interrumpido únicamente por la ligera brisa marinera, fue la voz de toda una ciudad que aclamó durante más de ocho horas a una Virgen morena, que en calle Frailes, en la Iglesia de los Mártires, y ahora en San Juan, llaman, con cariño y devoción, O. Tras tres toques de campana y uno final después de la pausa, María Santísima de la O rozó el cielo, para estar aún más cerca de todos los que fueron testigos de sus 51 años desde sus inicios hasta ese preciso instante, en un pulso eterno.
‘Siempre la Esperanza’. No hubo mejor cierre musical a tan extraordinaria procesión, porque, destino o casualidad, la Virgen pudo salir para celebrar, para inundar de fe e ilusión una ciudad necesitada de estos atributos a una semana de vivir otras fiestas navideñas marcadas por la incertidumbre por lo que pasará después. La vida continúa y se nos escapa. La O nos recordó que hay que vivir el presente, el aquí y el ahora; mirar a los ojos y escuchar a los que nos importan: tender puentes de hermandad y fraternidad, y disfrutar de cada pequeño instante que se nos brinda.
El 2021 se cierra en apenas 13 días con más salidas procesionales de las esperadas inicialmente. La ciudad recuperó su pulso cofrade, pero es importante recordar que en el término medio está la virtud, y que los excesos se pueden pagar caros en un futuro no tan lejano. María de la O ya pisa el suelo de la Iglesia de San Juan, allí seguirá siendo la Virgen calé que nos atrapará con su desgarradora mirada y nos abrazará con su fuerte y temperamental expresión. Al fin y al cabo es una Madre, jamás nos dejará solos. Y tal y como dijera desde su carro una pequeña malagueña que atesorará el 18 de diciembre de 2021 como el día de la Esperanza Gitana: «¡Que viva María Santísima de la O!».