Pido disculpas por no ser objetivo

Pido disculpas por no ser objetivo, pero no sería lo mismo imaginar; ya que es real que parte de mi niñez, adolescencia y  madurez se han ido al traste con el nuevo Recorrido Oficial de la Semana Santa. Las prisas de mis padres por no llegar tarde a la Pollínica, o las esperas con mi abuela a que pase el Cautivo para retirarnos a dormir se escapan de mi memoria. El tiempo hace de verdugo innegociable, y la Agrupación de Cofradías es juez y parte para que Carretería muera de mi seña cofrade. Al menos por ahora.

Usaré cada segundo que pase para recordar a esa Dolorosa de tez blanca callejear por los percheles de madrugada. Ahora lo hará a la luz del día. Todos sabemos que en el barrio la vida es nocturna, y es ahí donde se rezan los mejores silencios. Solo quedará esperar, y que sus hermanos alguna vez puedan decidir lo contrario. Por esto o por mil razones, no puedo ser objetivo.

Y qué genial, qué astuto, y qué indecente nuestro presidente Atencia. Desde el lunes son conocedores los hermanos mayores del incremento de las tarifas de los abonos. Hasta ahora no había detrás del cambio del recorrido oficial ningún interés económico. Aquí está la genialidad: todo enmascarado en seguridad, comodidad, señal única de televisión, en definitiva, un espectaculo moderno, que por supuesto, hay que pagar. ¿Y por qué desde el lunes que se sabe no se filtra nada a la prensa, cuando es la forma habitual de proceder? Bien sencillo: esto traerá cola y prefieren dar la noticia un día antes del puente, cuando estamos todos con las maletas y pendientes de otras cosas. No me negarán que no es ser astuto. La decencia es haber contado todo los detalles del recorrido oficial desde el minuto uno. La indecencia es callarse los beneficios extras que supondrán el mayor número de asientos, en torno a quinientos, así como la subida de precios. Y sobretodo, que el nuevo recorrido oficial con toda su parafernalia, la paguen los abonados. Por esto tampoco puedo ser objetivo.

¡Y qué manera de perder las formas! Han dominado los tiempos desde San Julián, y el cielo prometía una salida al nuevo recorrido sin riesgos de chubascos, pero se acercan nubarrones tras el último cónclave. Espero que hayan comprado suficientes plásticos para cubrir bien la Oficina del Abonado, que por cierto, ¡a saber lo que habrá costado! porque el aguacero puede ser importante.

Mientras tanto, disfrutemos de la Última Cena que callejeará hasta encontrarse, pero no nos entretengamos que la Pasión dura un suspiro, y toda ella dentro de un Recorrido Oficial. Pido disculpas porque por más que lo intento, no veo razones para ser objetivo.

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