Todo se marchó
Dónde quedó aquella Semana Santa dónde el recuerdo parece que se marcha, como cuando las hojas comienzan a caer en otoño para dar entrada a una nueva estación.
Y menudo verano hemos pasado todos… Tan solo cuando comenzábamos a hacer las maletas teníamos los primeros toques de campana y de atención a lo que parecía seguro pero más que discutible.
¿Ventaja?, ¿despropósito?, ¿necesario?…. Menudo temporal más intenso nos acontece, pero, lo que aún queda por llegar no será fácil de digerir ni tampoco de asumir. Es tanta la impotencia de perder esa memoria eterna de ver estampas tan presentes que me da miedo atraparme en el pasado.
Ya son muchas las Semanas Santas que han pasado y se han vivido, llenas de júbilo y de sensaciones frescas y cada vez más nuevas y renovadas donde las ganas de ver a Pollinica cruzar el dintel de su Casa Hermandad proclaman el día que da comienzo a esa Semana que con tanta ilusión y ansias esperamos todos.
Por otro lado, esta nueva Semana Santa que está por venir nos sigue sin convencer a muchos, llena de dudas y de muchas sombras, nada parecida a lo que todos conocemos y acostumbramos.
Ya no solo es la nueva idea del Recorrido Oficial, sino todo aquello que desaparecerá con él como si de una limpieza de LIMASA tras un día de Feria en el centro se tratara.
Y tras ese gentío popular y de turistas por el centro, no solo veremos botellas en cada rincón y calleja, también los envoltorios de papel, o el romero sobre las aceras donde derramadas cada gota de cera veremos cada día la Pasión incompleta. Una Pasión que, hasta donde bien recuerdo, nos trasladaba a esa Tribuna donde nuestra Bendición nunca nos faltaba con el Nazareno del Paso de rodillas ante su mirada.
Días y Noches de contrastes y trastornos para el Cofrade Malagueño…
Ver a Nuestro Padre Jesús en el Huerto a su salida en esa rampa que se espera tan intencionada como desproporcionada da mucho que pensar.
Esas largas jornadas de procesiones al sol en Carretería esperando al Cristo de Mena o aquellas noches en vilo donde nuestra abuela no se podía marchar a casa sin poder ver pasar a Nuestro Padre Jesús Cautivo.
Ese deseo de aquel niño de poder jugar con los nazarenitos más jóvenes que van dando sus últimos pasos ante Dolores del Puente. Y era a las dos de la madrugada, por las calles de su propio barrio, dando así los toques más íntimos del Lunes Santo. Contemplando como nuestra vecina Manuela dejaba caer su persiana y una lágrima tras el paso de su querida Dolores, aquella que cada día del año veía tras su reja antes de dejar de caminar.
Esa luna llena que será cada vez menos acompañada para dar un sentido distinto a lo nuestro.
Tradiciones de una Semana Santa que me hizo querer aún más a mis Cofradías y momentos únicos de enclaves que se hicieron especiales, ya no solo por el lugar si no por aquel pueblo de Málaga que se manifestaba por y para sus Titulares con la más pura esencia de su gente.
La Pasión parece quedarse obsoleta, se reprime y nos abandona con esas pequeñas tradiciones y momentos que nos ofrecían nuestras Hermandades. Esa Pasión que seguiremos llenando con fuerza pero con el vacío que nos dejarán algunos enclaves como Tribuna de los Pobres y Carretería.
La Pasión es algo que nunca debemos perder y que está en nosotros. Sin ella, ni tu Hermandad ni la mía podrían llegar a donde lo han hecho. Encarnemos la esencia y no perdamos la verdadera razón por la que todos estamos aquí, y dejemos de castigar esa Pasión que tanto nos ha costado volver a hacer latir con tanto amor y dolor por lo nuestro.
