Feliz espera
Que las luces no nos cieguen, ahora comienza el Adviento, y es tiempo de interiorizar. Ya llegará la Navidad, con todo lo que conlleva
“Feliz Navidad”. Eso pudo escucharse un viernes 24 de noviembre desde la ilustra calle Larios. Ciertamente es como si el Miércoles de Ceniza dijéramos aquello de “Feliz Domingo de Ramos”. Suena un poco raro. Málaga es una de las mejores ciudades para vivir, sí, exacto, y si no eres malagueño lo es más aún. Lo de quedar a horas centrales de la tarde un fin de semana en el centro ya se antoja complicado si se prefiere huir de las masas que desprenden ahora felicidad de forma constante. Y oye, que está genial, hemos venido a ser felices, paro a vivir lo que toca en cada tiempo.
Ciertamente con la llegada de la pronta Navidad estamos perdiendo un tiempo precioso de conversión, de repensar(nos), de silencio y de preparación. Ya es Navidad, pero ¿y el Adviento? Con lo que nos gusta a los cofrades una espera, una Cuaresma con sus preparativos, previas y el nervio que va asomando con el paso de los días con un nudito de emoción en el pecho. Aún no es Navidad, aunque se quiera vender lo contrario. Volvemos a lo mismo, si alguien quiere celebrarla desde ya o durante todo el año está en su derecho, faltaría más, pero que no nos impongan al resto comenzar a felicitar la Navidad o a poner villancicos desde noviembre.
Todo tiene su tiempo, todo tiene su sazón y todo tiene su sentido, aunque muchas veces sintamos que lo perdemos. A nosotros mismos, los cofrades, nos pasa con la Semana Santa. Con tanta extraordinaria (preparaos para el 2024 que se presenta) llegamos a Cuaresma con ilusión, pero es distinta a la de antaño, cuando una extraordinaria era algo inusual. Y de nuevo igual, en su derecho está cada hermandad y cada cofradía en celebrar las efemérides a su manera siempre que se le permita, pero debemos entender también los comentarios y reflexiones de las voces que claman que es Semana Santa todo el año.
Con lo bonita que es una espera, con las reuniones y los lazos que se forjan en los cónclaves improvisados entre amigos, familiares y hermanos para que todo salga a la perfección y disfrutar aún más el día señalado. La paciencia es una virtud, y las cosas siempre llegan a su debido momento. Lo que no debemos perder es esa ilusión propia de los más pequeños de la casa, que ya piensan en los regalos que les van a pedir a los Reyes Magos, en la nueva decoración hogareña para este diciembre, en las vacaciones del cole o en los dulces que van a degustar en los encuentros familiares (y a escondidas cuando alguien se descuide y deje los bombones a mano en la mesa).
Es Adviento, todo llegará. Toca cerrar los ojos e ir pensando qué falló en este año para tener firmes propósitos para el siguiente. Toca cuidarnos y cuidar a los nuestros, para así demostrar que no lo hacemos como aguinaldo solamente por Navidad. Repensemos, reduzcamos los excesos (en todos los sentidos) y vivamos dejando vivir al resto. Es tiempo de preparación para la Navidad.