Soledad de Mena Coronada (2016), por Antonio González Écija
Soledad de Mena Coronada es una marcha alegre y triunfal, que representa el día más grande que tuvo la Virgen de la Soledad en toda su historia, pero cargada a la vez de elegancia y solemnidad, cualidades que posee y representan a la Congregación de Mena en su puesta en escena por las calles de Málaga cada Jueves Santo.
Con estas dos premisas surgió la idea de elaborar esta marcha. Por un lado, debía tener mucha fuerza y energía, pero, por otro, tenía que plasmar la dulzura y ternura que desprende nuestra Madre de la Soledad en su camarín; una Virgen sencilla, elegante, discreta. Es por esto por lo que los temas albergan estas dos características, utilizando la “Introducción” y el “Fuerte de bajos” para representar lo primero, y el tema “A” y el “Trío” para evocar lo segundo.
Por otro lado, he querido que “Soledad de Mena Coronada” sea una marcha que ayude a los hombres de trono a desfilar y a llevar el compás, y al mismo tiempo los cargue de energía para levantar el trono en determinados momentos de la marcha, transmitiendo ese empuje los acordes acentuados y la percusión.
El ritmo de malagueña en el “Trío” representa ese ritmo marinero, tranquilo y sosegado de los tronos de Málaga, y al mismo tiempo recoge una de las manifestaciones más auténticas y enriquecedoras del folklore malagueño, para una de las mayores devociones de la Semana Santa de Málaga, Nuestra Señora de la Soledad.
La marcha, escrita en la tonalidad de Do Mayor, comienza con una introducción marcial con mucho carácter en la que las cornetas anuncian el acontecimiento, con giros armónicos y melódicos propios de la música andaluza.
Le sigue un tema contrastante con lo anterior, “A”, en el que el viento madera presenta en piano una melodía dulce y delicada en registro grave, conducida al mismo tiempo por un contrapunto de trompeta. En “A’”, se incorporan las flautas y los oboes, y se efectúa un crescendo instrumental hasta desembocar nuevamente en la Introducción, que aparece nuevamente con fuerza.
A continuación, comienza el “Fuerte de bajos”, en el que los instrumentos de viento metal toman protagonismo. Este se divide en dos partes. La primera, en modo menor, se presenta en piano acompañado del ritmo constante de las cajas chinas. Los instrumentos de viento madera realizan un contrapunto que concluye en un trino cada dos compases. La segunda parte, en fuerte y en modo mayor, se anuncia con un gran crescendo, en la que se incorpora un contrapunto de trompetas.
Comienza la última parte de la marcha, el “Trío”, en el que presenta el tema a modo de introducción con los instrumentos de viento metal, con protagonismo de la trompa. La caja comienza a hacer desde aquí hasta el final de la marcha el ritmo de malagueña.
La melodía del trío, sencilla y elegante, está efectuada por los instrumentos de viento madera en registro grave, a la cual responden las flautas, oboes y clarinete requinto con una segunda melodía, concluida a golpe de triángulo.
Cada vez hay mayor masa sonora, primero incorporándose al tema las flautas y posteriormente las trompetas, fliscornos y trompas, para desembocar en la parte fuerte. El tema se reexpone y las cornetas, con ritmo y melodía de malagueña, se incorporan.
Concluye la marcha con una armonía caracterizada por las relaciones mediánticas: Fa – La bemol – Do, con un final enérgico donde los instrumentos de viento metal y percusión muestran toda su fuerza.
Antonio González Écija.
Profesor del Conservatorio Profesional de Música de Lucena.