Entrega IV – Meditaciones sobre el Santo Vía Crucis

Ya adentrados en tiempos de Cuaresma es habitual que durante esta época del año en los templos, especialmente los viernes, se haga especial mención a las estaciones del santo Vía Crucis, una antigua tradición que se ha mantenido hasta hoy.

En diversas entregas meditaremos las diferentes estaciones del Vía Crucis, en concreto las propuestas por Juan Pablo II, que tienen un carácter más ecuménico y que recoge exclusivamente pasajes aportados por los Evangelios. Estas estaciones serán además las mismas que fueron representadas el pasado sábado, 5 de marzo, en el Vía Crucis Extraordinario por el Centenario de la Agrupación de Cofradías

 

  • X Estación. Jesús es crucificado

Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera,   le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo.   Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes,  para que se cumpliese lo dicho por el profeta: repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.   Y sentados le guardaban allí.  Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, REY DE LOS JUDÍOS

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

(Mt 27,33-37; Lc 23, 34)

La décima estación nos hace trasladarlos al Monte Calvario, instantes antes de que Jesús sea ajusticiado de una de las peores formas posibles. En un estado de salud muy lastimoso, será despojado de sus vestiduras y repartidas a suertes, y, tras ser clavado en la cruz, pedir al padre el perdón para sus verdugos.

Grupo Escultórico del Santo Suplicio. Año 2021.

Cabe recordar que la crucifixión eres reservada para los criminales peor considerados, de tal modo, que está pena capital no era aplicada a ningún ciudadano se ostentará la ciudadanía romana. La causa de la ejecución de Jesús, no aparece albergar dudas si nos atenemos al letrero que le colocaron en el madero. Jesús Nazareno rey de los judíos, es decir, un delito político.

 

  • XI Estación. La conversión del buen ladrón

Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.   Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?   Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hecho.   Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.   Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

(Lc 23, 39-43)

A lo largo del ministerio público de Jesús, tienen quiénes mostraron mayor adhesión a su mensaje fueron las capas más humildes de la sociedad, los marginados, aquéllos que provocaban escándalo entre el pueblo como los publicanos o las prostitutas.

Grupo escultórico Cristo del Perdón. Año 2019.

También en la hora del suplicio, Jesús es reconocido como Rey por alguien que está sufriendo el mismo castigo, que como señalamos antes, estaba reservado para los peores delitos. Jesús no rechaza su conversión sino que le promete el paraíso, el perdón de Jesús es infinito.

El buen ladrón no se excusa, no pide justicia porque asume que su castigo es justo en relación a sus actos, pero si pide misericordia, que podemos tener confianza en que Jesús siempre nos la ofrece.

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