Cabeza de varal del trono del Santo Traslado.

¡Qué bien sienta esperar en Málaga!

Ya llegó el miércoles de ceniza, una de las últimas señales de que la cuenta atrás llega a su fin. Aunque, por otro lado, también puede significar el comienzo de miles de historias donde los protagonistas somos los cofrades malagueños.

Estas historias que acabo de mencionar, se escriben durante todos y cada uno de los siguientes cuarenta días que nos separan de nuestra Semana Santa. Además, no se me ocurre un mejor marco para experimentar nuestra propia historia junto con las historias de nuestros hermanos cristianos, que nuestra Málaga. Esa ciudad que presenta su mejor cara durante estos días, la que hace florecer los más bellos ramos de azahar desde el barrio de La Victoria, desprendiendo todo su aroma hasta mezclarse con el olor a brisa marina y romero proveniente de El Perchel. Ese bendito barrio que nunca pierde su identidad marinera, aunque se empeñen en lo contrario. Ese rincón soñado donde una emperatriz y una reina, decidieron convivir encargándose de la más sacrificada, y a veces, menos reconocida tarea: la de llenar a todos sus convecinos de cobijo, amor y esperanza.

María Santísima de la Esperanza, año 2021

Sigues caminando y, cuando todavía no has sido capaz de olvidar el olor del romero perchelero, sin darte cuenta, has tropezado con el barrio de la alegría. La Trinidad, barrio que siempre fue cuna de artistas multidisciplinares, ya sea con una guitarra, contando un chiste, o portando una cámara fotográfica. Nada más adentrarte, puedes palpar su desbordante alegría por todos los rincones: desde sus paredes blancas decoradas con incontables geranios de flores; o escuchando las indicaciones de los capataces orgullosos de la unión latente entre los hombres de trono de las hermandades del barrio; hasta llegar a ese hombre anciano que, tras llevar a cuestas mucho recuerdos, dolores y trabajos (en el barrio se rumorea que fue hasta bandolero), solo saca a relucir su sonrisa cuando busca a la Virgen de la Amargura para que le llene el cuerpo de vida una vez más. 

Traslado de María Santísima de la Amargura Coronada, año 2016.

Estoy seguro que, me tomarías por loco, si te dijera que lo que une a todos estos barrios y sus habitantes es una única persona, que no fue ni malagueña. Se trataba de un hombre proveniente de Galilea, concretamente de una población llamada Nazaret. Ahora te preguntarás, ¿pero cómo unió este hombre a toda una ciudad? Lo consiguió a base de perdonar, de enseñar, de mostrar humildad, y sobre todo, amar. Dicho hombre, desde el momento que lo vislumbraron entrando triunfal por la ciudad, se volvió un malagueño más, hasta paseaba todos los días de la semana por las calles, quién sabe si con túnicas bordadas con el mejor oro, o simples túnicas confeccionadas con telas blancas. Consiguió que le siguiera una cantidad enorme de gente. La cual, más tarde, lo mandaría a Pilatos para que le aplicara su sentencia, presenciando su pasión en el centro de la ciudad y su posterior muerte a los pies de la alcazaba. 

Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro, año 2019.

Gracias a ese hombre hebreo, se basa una de nuestras tradiciones más bonitas y universales que existen, la Semana Santa. La causante de que nos volvamos a juntar en familia; que volvamos a ilusionar como en nuestros años de infancia; que sigamos perfumando nuestras vidas con canela e incienso; la que provoca que nuestras calles se llenen de capirotes y hábitos cuyo objetivo solo es gritar a los cuatro vientos, desde el silencio sepulcral y las mil palabras que puede albergar una mirada nazarena, nuestra devoción por ese hombre que murió en la cruz para mostrarnos que la muerte no es el final.

Como he dicho al principio, se nos da muy bien esperar. Así que, no te preocupes por lo que queda y disfruta de la cuaresma, sal a sentir de la forma que más te guste: ya sea ensayando con tus compañeros de varal en La Trinidad, yendo a La Victoria a reencontrarte en tu hermandad con tus hermanos cofrades, degustando unos buñuelos de bacalao acompañados de unas torrijas en El Perchel, o manteniendo viejas tradiciones como visitar iglesias o, incluso, fotografiar a las imágenes que aguardan en ellas. No tengas prisa porque llegue Semana Santa para poder mostrar tu devoción, tu fe no entiende de días ni calendarios si es de verdad, disfruta de la espera. Eso sí, por si te tranquiliza un poco los nervios, creo que he escuchado a alguien decir que hay un hombre entrando en Jerusalén desde calle Parras

Ntro. Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén, año 2019.
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