El Verbo Encarnado (III): Nuestra Señora de la Soledad

Nuestra Señora de la Soledad (San Pablo)

Información: Talla de Pedro Moreira López (1945)
Capilla: Capilla de San Sebastián
Artista que interviene: Francisco Naranjo
Explicación de la obra: La peana se interpreta como un rosal o rosaleda bañado por la luz nocturna de la luna, en la fría noche que sigue a la muerte del Señor. De entre este rosal, brota la más hermosa, María, como Rosa Mística escogida entre todas la de este simbólico jardín. María hinca sus rodillas en tierra mientras hunde sus pies en ella como las raíces de ese rosal del que brota la más bella flor que, con sus ojos clavados al cielo, sirve de faro en la más triste de las noches.
Sus brazos abiertos son ramas de ese rosal que nos invitan a enredarnos en un abrazo entre sus hojas. La rosa blanca, es según la iconografía cristiana, el símbolo de la pureza, la paciencia y el martirio. Estos tres aspectos destacan de la advocación de la Soledad de María.

 

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