Una nueva oportunidad

Comienza otro curso para poder cumplir metas que nos acerquen a la plenitud, por medio de Jesús y María

Como ese cosquilleo que entra al escuchar la llamada de atención en los portones de la casa hermandad antes de iniciar una nueva salida procesional, como ese gesto fraternal entre hermanos al comprobar que todo está dispuesto un año más. Como esa mirada infantil que descubre por primera vez el inquebrantable lazo de sus padres con sus Sagrados Titulares, como el recuerdo de esa última ‘Salve Marinera’ entonada allá por el mes de julio que da paso a ‘Málaga a su Virgen de la Victoria’ por septiembre. Como ese barrio de San Andrés volcado con la salida extraordinaria de María Santísima del Mar.

Como un suspiro pasó el curso cofrade de la absoluta normalidad para dar paso al siguiente. Como una nueva oportunidad ha de tomarse para cumplir todo aquello que nos hayamos propuesto, realizado con cariño, esfuerzo y amor se conseguirá. En este arranque de nuevos propósitos y de ilusiones no debemos dejar atrás todo lo ya logrado, que nos ayudará a hacernos más fuertes durante el camino, ni de todo lo que aún está por llegar, siempre por intermediación de nuestros Sagrados Titulares. Ellos sí que permanecen inmutables un año más, esperando a recibir nuestras visitas cargadas de agradecimientos, súplicas, historias y emociones.

Que este nuevo curso sea la oportunidad de volver a la auténtica mirada nazarena, la que no juzga, la que no pasa por encima de nadie, la que no hace ruido pero sí que está para ayudar al que lo necesita y ni siquiera lo pide, la que se gira para ver a su Cristo o a su Virgen y vuelve con la cabeza agachada y los ojos bañados en lágrimas por el peso de la cruz que cada uno carga, la que reflexiona sobre sus propias acciones y pone en valor aquello que la hace única, la que mira la llama de luz que prende de su cirio y se llena de ella para alumbrar el camino de la vida misma. La mirada nazarena que quizás perdimos en los últimos años y que nos cuesta recuperar. La del anonimato, la de la humildad, la del perdón, y la de la ilusión. En definitiva, la de la autenticidad.

Hermandad ante el individualismo, consenso ante la imposición y cariño entre todos los que amamos nuestras cofradías, nuestra Semana Santa y a nuestros Sagrados Titulares. Pensemos en todo lo que se pueda aportar para sumar, en todo lo que nos une para ser más fuertes, y en la emoción inexplicable que nos embarga en los momentos íntimos que compartimos con todas las buenas personas que nos ha regalado este mundo cofrade. Cuidemos nuestro corazón, es la mejor forma de cuidar y perpetuar algo que ya de por sí es inconmensurable, como lo es nuestra Semana Santa.

Málaga ya está preparada para volver a recibir a su Patrona. Comienza una nueva oportunidad que es demasiado hermosa como para desaprovecharla. Amemos las acciones que nos nazcan del alma y amémonos los unos a los otros.

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